Redacción-

Una nueva investigación ha explorado los cambios en el consumo de alcohol y los impactos de cualquier cambio durante el primer período de restricciones relacionadas con la COVID-19 en 2020 para personas con y sin diagnósticos de salud mental en algún momento de su vida.

La investigación se ha realizado con los datos de la Global Drug Survey Special Edition on COVID-19 [La Edición Especial de la Encuesta Mundial sobre Drogas sobre COVID-19]. A diferencia de otras encuestas, esta no recoge de forma binaria el género, y ofrece la posibilidad de escoger una tercera casilla (Trans / no binario). La encuesta fue respondida por un 47,8 % de mujeres cis, un 51,9 % de hombres cis y un 1,2 % de personas trans y no binarias.

Un tercio de las personas encuestadas respondieron haber sido diagnosticadas en algún momento de su vida, esto incluye a muchas personas que en el momento de la encuesta habían superado o tenían herramientas para gestionar su salud mental. La investigación ha concluido que la muestra de personas encuestadas con algún diagnóstico, ha aumentado su consumo de alcohol y ha empezado a consumir a horas más tempranas del día. Además, las mismas personas informaban haber bebido más debido a sentimientos de aburrimiento, estrés, soledad y depresión. Sin embargo, la investigación visibilizó que los niveles de angustia actuales eran un mejor predictor que los diagnósticos de salud mental, en los aumentos de consumo de alcohol.

Ganar menos dinero, vivir en viviendas deficientes, convivir con una pareja romántica o con un menor de 18 años, son factores que también se asociaron con un mayor consumo de alcohol durante la pandemia, en las personas con y sin diagnósticos. Para las autoras del estudio, esto hace que en el campo de la salud mental también tengamos de considerar  estos factores como factores de riesgo adicionales.

Un tercio de las personas que respondieron a la encuesta no cambiaron sus conductas en torno al consumo de alcohol, y un número significativo había disminuido su consumo. Además, entre las que habían reducido su consumo se observaron beneficios tanto en la salud mental como en la salud física.  «Los informes de los medios deben centrarse en esta falta de cambio y en la disminución del consumo de alcohol para transmitir normas sociales precisas sobre el consumo de alcohol y alentar a quienes necesitan ayuda a reducir su consumo de alcohol a buscarlo» comentan las investigadoras en el artículo.

Leer la investigación en sciencedirect.com