Ante esta posibilidad, se aconseja a los padres compartir la «navegación» en la red, orientar a los chicos en el uso y filtrar contenidos inconvenientes, como los de violencia y pornografía.

Una escena frecuente en cibercafés y locales de internet es la de numerosos niños y adolescentes que por horas permanecen en la penumbra, hipnotizados por la luz de la pantalla de una computadora, navegando, chateando o jugando.

La misma imagen suele repetirse en la mayoría de los hogares donde tienen acceso a una computadora.

«Los chicos pertenecen a una cultura donde lo audiovisual ha tomado preponderancia sobre otras formas de comunicación», explicó Mónica Oliver, médica psiquiatra y psicoanalista del Comité de Familia y Salud Mental de la Sociedad Argentina de Pediatría.

La especialista señaló que internet puede tornarse una adicción, como otras actividades, en la medida en que su uso puede volverse una conducta «compulsiva», con intensa angustia ante la abstinencia.
No obstante, indicó que «el problema no es en sí mismo internet» sino «el mal uso que se hace para aliviar situaciones de intensa angustia o soledad».

Según Oliver, internet ejerce una «fuerte atracción» por el rápido acceso a información pero también por la posibilidad de relacionarse socialmente.

«Los chicos chatean o conversan diariamente, reemplazando el uso del teléfono. Es más sencillo por la posibilidad de hablar con más personas, incluso de otros países y culturas», precisó.

Pero el uso de la Red en un número excesivo de horas puede tener efectos contrarios, «por ejemplo si un adolescente sólo se puede relacionar socialmente a través de internet, aislándose de las actividades de su grupo».

Esta conducta, en la que muchas veces se generan «vínculos no auténticos,» se refuerza por el «estilo hiperactivo» de los adultos, que dejan solos a los niños muchas horas al día.

Para el doctor Enrique Silinger, del Comité Nacional de Pediatría General Ambulatoria, «se puede ser adicto a una computadora».

«Como todas las adicciones, internet tienen efectos adictivos en quienes tienen condiciones de ser adictos. Muchos lo toman como pasatiempo, entretenimiento, y tiene usos que abren horizontes y caminos de comunicación» a los chicos, indicó.

Según el especialista, es frecuente que la adicción a internet se «cruce» con otras adicciones, como la comida, que lleva a chicos con sobrepeso que no se mueven de la computadora.

Silinger explicó que en gran medida los efectos dependen «de cómo lo administren los padres», aunque para ello deberían «enterarse» de qué es lo que hacen sus hijos frente a una computadora.
Oliver aconsejó «aumentar el contacto, el diálogo y el juego con los hijos para neutralizar los efectos negativos de esta nueva cultura y aprovechar los positivos».
«Se debe ver si el niño utiliza esto para el intercambio social o si se está aislando», dijo.

La especialista señaló la necesidad de que los padres «filtren» la información que los chicos reciben pasivamente.
«Es sabida la falta de referentes morales y éticos en internet, la falta de límites y filtros del material que se encuentra y el acceso a pornografía y otros materiales que son abusivos para los niños», justificó.