La Encuesta Domiciliaria sobre Consumo de Drogas en Castilla-La Mancha de 2004 reveló que el inicio de consumo de alcohol es a edades tempranas (16,7 años de media) y existe en la región un 8,3 por ciento de consumidores abusivos. Sin embargo, aunque se han dado casos de chavales de 16 ó 17 años que han llegado a las asociaciones de alcohólicos rehabilitados de Castilla-La Mancha, el presidente de la Federación Regional, José Tendero, concreta que «lo que normalmente está entrando es gente de entre 28 y 35 años y no solamente con problemas de alcohol».

Las asociaciones de ayuda y las instituciones sanitarias lo han comprobado y lo adviertes: cada vez es menor la edad con la que las personas empezamos a beber. «Antes lo que se bebía fundamentalmente era vino y como tiene menos alcohol, la gente tardaba más tiempo en crearse una dependencia; ahora con los combinados, los destilados, el garrafón… en menos tiempo el alcohol afecta más», señala Tendero, que lamenta también que ahora la gente joven «bebe de forma más compulsiva porque quiere coger el puntillo pronto».

Destroza el entorno

Diferentes estudios médicos han demostrado que cada alcohólico implica a 7 personas de su entorno dentro de su enfermedad, desde los familiares más cercanos hasta el entorno laboral. «Son los que llamamos co-dependientes, que son las personas que no tienen adicción a un tóxico, pero sí la tienen a esa persona adicta al tóxico y que, lamentablemente, genera el mismo tipo de trastorno, es decir, que no la pueden dejar, no pueden poner límites ni reglas porque les invade un sentimiento de culpa por la persona alcohólica y sienten que su vida tiene que estar dedicada a rescatarla», explica la doctora Azucena Martín, psicóloga de la Unidad de Conducta Adictiva (UCA) de La Vall D´Uixó, que ofreció ayer la ponencia inaugural del XII Congreso Regional de Alcohólicos Rehabilitados de Castilla-La Mancha, que se está celebrando este fin de semana en Albacete.

Enfermedades iguales

El contexto familiar del enfermo alcohólico es una de las circunstancias fundamentales a tener en cuenta desde el primer momento del tratamiento. «Hace unos años se veía al alcohólico como el protagonista y a los familiares como los actores secundarios, pero hay que insistir en que tan protagonista es uno como los otros, porque todos ellos sufren trastornos individuales. Es una enfermedad paralela, una enfermedad igual», manifiesta la doctora Martín.

De hecho, el principal problema con el que se encuentran los profesionales sanitarios es que, cuando los familiares -en el 99% de los casos son los que acuden a un especialista para solicitar información de cómo tratar al alcohólico- llegan a la consulta, «no son conscientes de esta dependencia, a pesar de que están totalmente enfermos». Es entonces cuando hay que iniciar con ellos el mismo proceso que con los dependientes al alcohol.

La fórmula, según da a conocer esta psicóloga del hospital valenciano, se basa en trabajar mucho la autoestima de las personas del entorno, «combatir el sentimiento de culpa que le genera, el que no quiere vivir si no salva al otro».El tratamiento se lleva a cabo a través de terapias individuales pero los resultados tardan en llegar, nunca antes de un año, casi siempre después de varios años, a veces no llegan. La doctora Martín lo equipara al proceso de desprogramación de un disco duro, pero a gran escala.

Albacete por delante

Junto al análisis del contexto familiar del enfermo alcohólico, los cerca de 250 asistentes (no sólo de Castilla-La Mancha, sino también de Galicia, Castilla León, Madrid y Cataluña) al XII Congreso escucharon también cómo cada vez es mayor el número de mujeres que caen en esta adicción o la relación que hay entre el alcoholismo y el Código Penal, porque, como menciona José Tendero, «influyen muchas cosas, desde accidentes de tráfico hasta violencia de género, separaciones o custodia de los hijos».

Y, como iniciativa curiosa, en este congreso se ha previsto lo que Tendero vaticina, porque hoy se va a celebrar y se verán los resultados, como «una caja de sorpresas»: juntar a un médico y a un psicólogo y someterlos a una batería de preguntas bajo un título llamativo, Todo lo que querías saber del alcoholismo y no te atrevías a preguntar.

En Castilla-La Mancha hay alrededor de 3.000 personas en tratamiento, de las que más de 1.500 están en Albacete.