En Badajoz hay programas para «desengancharse» de las drogas adaptados a todos los casos, pero no significa que sea fácil huir de la cocaína, la heroína o las pastillas, las tres drogas que actualmente hacen estragos entre jóvenes y adultos.

«Penetran en cualquier clase social y cada vez a edades más tempranas», afirma Marisol Folgado, sanitaria de la asociación Nueva Vida con 15 años de experiencia entre drogodependientes que quieren dejar de serlo. Entre otra labores, allí orientan y derivan al paciente toxicómano a programas y asociaciones afines a sus objetivos. Sobre 15 personas pasan por su sede en la calle Donoso Cortés al mes, si bien atiende muchas llamadas, sobre todo de madres preocupadas que no saben qué hacer con su hijo.

Prácticamente todos los centros son gratuitos y muchos ofrecen cama y comida para seguir las terapias de forma constante. En opinión de Marisol Folgado, «la llegada del verano y el hecho de que estar y dormir en la calle sea más llevadero que en otra época del año, siempre ha hecho que el número de altas voluntarias sea mayor en estos meses, si bien he observado que esta tendencia está empezando a invertirse», indica.

Aún así, reconoce que durante las vacaciones muchos profesionales están fuera y en las comunidades terapéuticas suelen salir de excursión, lo que dificulta en ocasiones el ingreso en un programa de desintoxicación.

Mohammab Al Wattar es médico y responsable del Área de Drogodependencias en Cruz Roja-Badajoz desde 1996. Él afirma que en verano hay dos factores a tener en cuenta por el drogodependiente en tratamiento: «hay más trabajo, sobre todo en el campo, así que el paciente puede estar ocupado en otras tareas. Sin embargo, también manejan más dinero, lo que supone una tentación para ellos. Aún así no es una conclusión objetiva decir que en verano se abandonan más programas. Los factores ambientales que más pesan suelen ser los familiares y laborales», declara.

Otro ritmo de vida

Sin embargo, la movilidad para ver a estos parientes y el cambio en el ritmo de vida cuando llegan los meses de julio y agosto es algo que se deja notar en el centro que Reto tiene en la carretera de Olivenza.

Francisco Javier Solana salió de la droga hace 15 años y hoy es uno de lo dos coordinadores de esta comunidad terapéutica cristiana. En la actualidad son 40 usuarios los que trabajan en la granja-taller auto-financiada y donde recogen y restauran todo tipo de enseres. «Ahora viene menos gente porque es más fácil estar en la calle. Es lo que nosotros llamamos el engaño del verano, la playa, las chicas, diversión,… luego no hay nada de eso y la realidad es que te vuelves a drogar», explica Solana. «De hecho, para evitar estas recaídas, cuando alguien solicita salir para visitar a familiares es frecuente que otro compañero vaya con él (entre ellos se llaman «sombra» y vigilan y cuidan del otro en los momentos difíciles)», añade.

Ingresar en un centro o participar en un programa para dejar las drogas es siempre una decisión voluntaria y ha de ser firme, dejan claro los voluntarios. Sin embargo, las recaídas son más frecuentes de lo que se piensa y muchas personas toman la decisión de «desengancharse» por redimir pena en la cárcel. Mohammab Al Wattar estima que «sólo un 25% completan los programas con éxito».

Tipos de programas

Los programas al alcance en la provincia de Badajoz se pueden dividir en dos grandes grupos: los ambulatorios y los de comunidad terapéutica. Los primeros son frecuentados por personas que prefieren llevar en el anonimato su adicción y conservar su familia y trabajo. En los otros ya se ha asumido la condición de toxicómano, la degradación de la salud es alta y la atención y vigilancia requerida es mayor.

Tanto los CEDEX, (Centros de Drogodependencias de la Junta de Extremadura) como el centro de Cruz Roja en Olivenza, la asociación Atabal o la Unidad de Desintoxicación Hospitalaria del perpetuo Socorro tienen ese carácter ambulatorio.

Allí se efectúan análisis de orina para comprobar que se sigue el tratamiento y a cambio se prescriben medicamentos para aliviar los efectos del síndrome de abstinencia o directamente metadona en el caso de los heroinómanos, además de apoyo sicológico individual y en grupo. Sólo en los CEDEX se atendieron el año pasado 2.924 episodios relacionados con drogas (en 2001 eran 1.871), de los que aproximadamente un tercio tenían que ver con la heroína, si bien la mayor subida se ha dado en la cocaína.

Otras Asociaciones y ONG»s ofrecen una vida en comunidad aceptando sus reglas para pasar las distinta fases, que normalmente llevan el siguiente orden: acogida y desintoxicación, deshabituación y reinserción, tanto laboral como social. Igualmente existen voluntarios y asociaciones que desarrollan programas de intervención en el centro penitenciario, formación a los padres, asesoramiento jurídico o labores de prevención, como Nueva Vida.

Muchos de estos lugares son atendidos por sicólogos, ATS o trabajadores sociales. En el caso de RETO. por ejemplo, son ex-toxicómanos los que colaboran en la terapias. «No vemos mal la ayuda de los profesionales, pero creemos que una de nuestras bazas es que sólo nosotros sabemos lo duro que se pasa cuando uno quiere dejar de ser drogadicto y lo mucho que merece la pena», declara Francisco Javier Solana.