Los porros de cannabis, al igual que los cigarrillos de tabaco, ya son un elemento de consumo habitual para uno de cada tres adolescentes de Barcelona, el triple que hace ocho años. Un 14% de los chicos y chicas de 14 años y un 43% de quienes han cumplido los 16 recurren casi a diario a esta droga, que consideran inofensiva, o incluso positiva, según indican los últimos datos difundidos ayer por la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB). Este organismo y la Fundació Viure i Conviure han impulsado una campaña de alerta sobre los efectos de esta droga en 40 escuelas de Barcelona.
El consumo de cannabis avanza en paralelo a las alteraciones de conducta y el menor rendimiento escolar que, entre otras consecuencias, experimentan esos jóvenes consumidores, destacó Imma Mayol, presidenta de la ASPB, que alertó de las dos posiciones, a su juicio «distorsionadas y erróneas», con que se está abordando la expansión del porro.
«Hay un abismo entre la confianza y sensación de inocuidad con que los adolescentes fuman cannabis y el dramatismo con que sus familias afrontan el tema –afirmó Mayol–. Los dos extremos son perjudiciales».

LAS CHICAS, IGUAL O MÁS

A diferencia de lo que ocurre en el resto de España, las barcelonesas de entre 14 y 16 años ya fuman tantos porros como los chicos de su edad. Son el segmento social en que más ha crecido este consumo, destacó Manel Nebot, investigador de la ASPB. A los 18 años, consume cannabis con frecuencia un 66% de las chicas y un 59% de los chicos.

Las recientes informaciones referidas al efecto beneficioso del cannabis en el tratamiento del dolor de enfermos de cáncer han podido contribuir a que crezca la percepción de sustancia positiva que envuelve a esta droga en algunos ambientes, admitió Mayol. «Esa es una visión muy simplista y banal de quien quiere justificarse –apuntó–. También la morfina se aplica a los enfermos terminales y no por eso se ha convertido en un tóxico de consumo social».

El hecho es que el cannabis figura en el último lugar en la escala de percepción del riesgo que tienen los adolescentes ante las drogas legales e ilegales. Un estudio de la Fundació Viure i Conviure indica que los adolescentes españoles creen más peligroso el tabaco y el alcohol que los porros. La droga vista como más perjudicial es la cocaína.
«La mayoría percibe el cannabis como una sustancia nada peligrosa –destacó Josep Solans, director de dicha fundación–. Un 12,5% de los jóvenes declara incluso que ve más ventajas que riesgos en el hábito de fumar porros». Los técnicos propusieron una mayor comunicación entre los adolescentes y sus padres, como forma de frenar este consumo. «No hay que buscar en los bolsillos de la chaqueta de su hijo. Hay que hablar con él», sugirió Mayol.