Cada año mueren en España 6.200 fumadores pasivos, de los que más de 5.000 fallecen por exposición al humo en sus propios hogares y el resto en el medio laboral. Los niños figuran entre las principales víctimas del humo ambiental dentro de los domicilios, provocado por sus padres o personas que están a su cuidado.

Estos datos fueron dados a conocer el viernes por el presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), Rodrigo Córdoba, quien consideró que la sociedad «no es consciente» de esta realidad, pese a que constituye la tercera causa prevenible de muerte, por detrás del tabaquismo activo y el abuso de alcohol.

Según el presidente del CNPT, órgano en el que están representadas 44 sociedades científicas del ámbito sanitario español, la cifra anual de fumadores pasivos fallecidos supera a la provocada por los accidentes de tráfico. En su opinión, «no es un tema legislativo, sino educativo», por lo que es necesario hacer «pedagogía» entre la población para que sea consciente de que el humo ambiental es «tóxico y cancerígeno», y supone «un riesgo, no una mera molestia».

«No es un asunto de derechos y libertades, sino de salud pública», aseguró el Dr. Córdoba, quien recalcó que, cuando las normas se cumplen, entre 6 y 18 meses después se observa una disminución de los ingresos hospitalarios por infartos de miocardio, algo que «no se debe sólo» a que la gente fume menos, sino a que están menos expuestos al humo.

Precisamente concienciar a los ciudadanos sobre este problema es el objetivo de la I Jornada sobre Tabaquismo pasivo o Involuntario, organizada por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria y el CNPT, que inaugurará esta tarde la ministra Elena Salgado y que fue presentada en rueda de prensa por el presidente de dicho Comité; la consejera Charo Quintana, quien definió a Córdoba como una «auténtica autoridad en la materia», y el director general de Salud Pública, Santiago Rodríguez.

Este último dio a conocer los resultados de tres estudios en los que ha participado Cantabria, uno de los cuales pone de manifiesto que las concentraciones medias de nicotina en los centros de salud, hospitales y consejerías de la comunidad autónoma se han reducido entre el 70 y el 75% entre diciembre de 2005 (antes de que se empezara a aplicar la ley estatal contra el tabaco) y noviembre de 2006. El estudio abarca también a los centros educativos, sobre los que aún no hay datos, y concluirá con una tercera medición en noviembre de 2007.

Los otros dos estudios, de carácter nacional, miden igualmente las concentraciones de nicotina, pero en centros de trabajo públicos y privados. Según los datos preliminares, en este periodo la media se ha reducido un 93% en las administraciones públicas y un 65% en las empresas pequeñas y medianas. En el caso de los trabajadores de hostelería, los estudios demuestran que sólo ha descendido el nivel de nicotina en los establecimientos donde se prohíbe fumar.

Estos datos indican, según Rodríguez, que «todavía es necesario avanzar» en el cumplimiento de la normativa, que «no se cumple al 100 por cien», aunque «corroboran el importante impacto positivo» de la Ley de Medidas Preventivas contra el Tabaquismo.