Redacción –

En medio de la crisis de los opioides que arrasa en Estados Unidos, el estado de Carolina del Norte estaba preparando un proyecto de ley en el senado (SB607) que amenazaba el alcance de los programas de jeringuillas de todo el estado.

En el portal digital filtermag.org, Knina Stricharz publica el artículo In North Carolina, Our Syringe Programs Are Bracing for the Next Attack [ En Carolina del Norte, nuestros programas de jeringas se preparan para el próximo ataque]. En él comenta cuáles eran las amenazas que suponía esta ley, y advierte que hay que estar preparadas frente futuras ofensivas. Knina es la coordinadora de comunicaciones y medios de la Unión de Sobrevivientes de Carolina del Norte, administradora de jeringuillas y «con experiencias vividas de lo que es el uso de drogas criminalizadas, y los cargos de delitos graves y delitos menores que lo acompañan«, como ella comenta en el artículo.

El proyecto de ley pretendía obligar a todos los programas de jeringuillas a obtener un seguro de responsabilidad que tiene un coste económico alto. Además de grabar las jeringuillas con los logotipos de los servicios, con el consecuente coste económico añadido y corriendo el riesgo a contaminar el equipo estéril abriendo los paquetes para hacer este proceso. También se pretendía prohibir los servicios móviles de los que dependen en gran medida las personas de las zonas rurales o las personas que no pueden salir de sus hogares.

Una de las disposiciones más peligrosas para Kentia Stricharz, es la de prohibir puestos de liderazgo o miembros de la junta (básicamente cualquier puesto que implique la toma de decisiones) para cualquier persona previamente condenada por cargos relacionados con las drogas, esencialmente excluyendo a las personas con experiencia vivida, «que son la base de la reducción de daños y los trabajadores más valiosos».

Tenemos un dicho en el activismo de los usuarios de drogas: «Nada sobre nosotros sin nosotros» – Kentia Stricharz

El 12 de mayo muchas organizaciones celebraban que definitivamente la ley estaba en un punto muerto y que ya no avanzaría más hacia su aprobación. Dos días antes un grupo de defensores de los programas de jeringuillas se reunió en Raleigh para hablar en nombre de estos programas. Uno por uno, los miembros de diferentes organizaciones en todo el estado, incluido el departamento de salud pública, se pusieron de pie frente a la multitud para hablar sobre las formas en que la comunidad ha sido atendida por los mismos programas que SB607 quería cerrar. Pero para Kentia, la batalla no acaba aquí, esta segura que esta por venir otro proyecto de ley a combatir.

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