Redacción-

En junio de 2020 Carl L. Hart, reputado neurocientífico estadounidense especializado en cómo los humanos responden a las drogas psicoactivas, publicaba el artículo «Exaggerating Harmful Drug Effects on the Brain Is Killing Black People» [Exagerar los efectos nocivos de las drogas en el cerebro está matando a las personas negras] en la revista de biomédica Neuron de CellPress.

Este artículo empieza con la siguiente afirmación:  «Las exageraciones del impacto perjudicial del consumo de drogas recreativas en el cerebro humano han reforzado el apoyo a las políticas de drogas draconianas y se han utilizado para justificar la brutalidad policial contra las personas negras».

Este artículo sale 2 meses después del asesinato de George Floyd, una persona negra, a manos de Chauvin, un policía blanco. La denuncia penal de los fiscales del condado que acusaba a Chauvin por el asesinato de Floyd decía que «los efectos combinados de que el Sr. Floyd fuera contenido por la policía, sus condiciones de salud subyacentes y cualquier intoxicante potencial en su sistema, probablemente contribuyeron a su muerte». Como dice Carl pese a que dos informes forenses determinaran la muerte como un homicidio y que las drogas encontradas en la autopsia de George Floyd presentaran niveles «demasiado bajos para haber contribuido a su muerte», ya se ha conseguido sembrar la semilla de la duda, «al introducir el uso de drogas como un factor contribuyente potencial, crea una cortina de humo para que los jurados encuentren, casi siempre, policías que se identifican como blancos, aspirantes a no culpables del asesinato de personas negras».

Recordamos que el pasado 20 de abril de 2021 fue condenado Derek Michael Chauvin por el asesinato a George Floyd.  El martes pasado, los miembros del jurado de esa ciudad decidieron de manera unánime que Chauvin es culpable de asesinato involuntario en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio involuntario en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad y una multa económica de 20.000 dólares.

Carl aprovecha su artículo para recordarnos algunos sucesos más, «el asesinato de Breonna Taylor, EMT de 26 años. Justo después de la medianoche del 13 de marzo de 2020, agentes vestidos de civil derribaron la puerta de su apartamento y dispararon múltiples tiros, alcanzándola ocho veces. Buscaban a dos hombres sospechosos de vender drogas en una casa que no estaba cerca de la casa de la Sra. Taylor. El juez, que firmó la orden de -no tocar-, permitió un registro en la casa de la Sra. Taylor porque uno de los dos sospechosos supuestamente había recibido paquetes allí anteriormente.» En el artículo Carl L. Hart utiliza este y otros sucesos para ilustrar que ante hechos similares en posesión y consumo de drogas, las personas negras tienen un trato más injusto que las personas blancas a pesar de que ambos grupos consumen y venden drogas a tasas similares «A esto se le llama discriminación racial o racismo» concluye.

El reputado neurocientífico se declara culpable de haber contribuido a la visión exagerada del impacto del consumo de drogas en el cerebro. «Estuve demasiado ocupado durante demasiado tiempo siendo un soldado del régimen, atrapado en la causa de probar lo dañino que es el consumo de drogas para el cerebro. […] El hecho es que nosotros, como investigadores, exageramos constantemente los efectos nocivos del consumo de drogas.» Según Carl del 70% al 90% de las personas que consumen drogas, incluidas aquellas más estigmatizadas como la heroína o la metanfetamina, no cumplen los criterios del trastorno por uso de sustancias en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5).

Para Carl L. Hart, una gran parte de responsabilidad la tiene el NIDA (Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas) promocionando la noción de que la adicción a las drogas en una enfermedad cerebral, según Carl, infundada. Una declaración de Nora Volkow, directora del NIDA, en 2016 decía «Si el uso temprano de drogas voluntarias no se detecta ni se controla, los cambios resultantes en el cerebro pueden, en última instancia, erosionar la capacidad de una persona para controlar el impulso de tomar drogas adictivas» si embargo para Carl L. Hart esta declaración «alienta a las personas, incluidos los policías, a ser paranoicos con respecto al uso de drogas, incluso al uso recreativo no problemático que caracteriza la experiencia de la abrumadora mayoría de quienes consumen estas drogas».

Según Carl «La tergiversación de las pruebas cerebrales relacionadas con las drogas ha contribuido a deshumanizar los estereotipos. Dan forma a una retórica política insensible y a políticas y prácticas nocivas» y como ejemplo cita las  declaraciones de Rodrigo Duterte, presdiente filipino: “Un año o más de uso de shabu [metanfetamina] reduciría el cerebro de una persona y, por lo tanto, ya no es viable para la rehabilitación”, estas declaraciones han acabado justificando y legitimado miles de asesinatos extrajudiciales a consumidores y vendedores de drogas. «En los Estados Unidos, donde el racismo tácito es omnipresente, no es sorprendente, y exasperante, que el miedo a las drogas, instigado por argumentos pobremente fundamentados en evidencia científica, se utilice para legitimar la masacre de las personas negras», concluye Carl.

Por todas estas razones desde hace años Carl L. Hart pide en varios artículos que la NIDA y gran parte de la comunidad científica, dejen de exagerar el impacto negativo del consumo humano de drogas en el cerebro, «porque las vidas de las personas negras están literalmente en juego«.

Carl L. Hart insta a los miembros de la comunidad científica que quieren erradicar el racismo a:

  1. Ver el video del asesinato de George Floyd en su totalidad, «Tengo la esperanza de que cualquier individuo psicológicamente sano que haya visto la brutal muerte del Sr. Floyd se sienta consternado o con alguna emoción relacionada. Si no, entonces la ayuda que necesita está más allá del alcance de mis poderes de escritura».
  2. Prescindir de la mentalidad que equipara hablar sobre un problema con hacer algo al respecto.
  3. Las instituciones deben invertir recursos y esfuerzos en combatir el racismo de forma significativa, como por ejemplo aumentado la representatividad de las personas negras en todos los ámbitos.
  4. El personal editorial de las revistas científicas deberían leer según Carl «Fatal Invention» de Dorothy Robert y «Medical Apartheid» de Harriet Washington, para ayudarlos en la evaluación crítica de los artículos que reciben.
  5. Los investigadores han de dejar de interpretar cualquier variabilidad entre consumidores de drogas y no consumidores, que este dentro del rango de variabilidad normal en que se encuentra el cerebro humano, como algo producto del consumo de drogas. «Los anuncios de servicio público adicionales deberían presentar una visión más realista del uso de drogas, no solo un énfasis excesivo en los daños potenciales».
  6. Finalmente, los investigadores deben examinar cuidadosamente las declaraciones hechas sobre las drogas en sus artículos y las solicitudes de subvención para evitar un enfoque exclusivo e injustificado en los efectos negativos de las drogas.

El artículo acaba con el siguiente párrafo «Si nos tomamos en serio, esta vez, remediar la enfermedad del racismo estadounidense, espero que consideren seriamente las propuestas anteriores y actúen en consecuencia; esto contribuiría en gran medida a proteger a las personas negras contra la brutalidad policial. Han pasado demasiados siglos, demasiadas personas negras estadounidenses despojadas de la justicia, de sus propias vidas, mientras que la comunidad científica ha permanecido en su mayor parte en silencio».

Leer el artículo original en Cell.com