Independientemente de la dosis consumida, el alcohol es una sustancia tóxica que puede generar alteraciones en las enfermedades digestivas, al punto de empeorar su pronóstico. Si bien en cualquier dieta debería restringirse, hay que prestar atención cuando existe una patología crónica y con base inflamatoria.

De ser así, su ingesta puede conducir a un aumento de los síntomas y a otras complicaciones. Y aunque se trata de una bebida aceptada en la sociedad, no se sale del grupo de drogas perjudiciales para la salud. A mediano y largo plazo tiende a generar daños en diversos sistemas del cuerpo, incluso con ingestas moderadas.

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