El canadiense Jürgen Rehn, del Centro para la Adicción y Salud Mental de Toronto (Canadá); y la brasileña Maristela Monteiro, consejera regional en materia de Alcoholismo y Abuso de Drogas de la OPS, realizaron la investigación publicada en el número de diciembre de la Revista Panamericana de la Salud.

Rehn y Monteiro formulan una estimación científica sobre «la carga de enfermedad atribuible al consumo de alcohol en el año 2000», y destacan la necesidad de medidas urgentes para eliminar la alta incidencia de problemas atribuidos a la bebida.

En vista de la estructura epidemiológica de este desafío para la salud pública en América, formulan sugerencias claves sobre acciones de carácter legislativo que contribuyan a una notable reducción de la morbilidad existente en esta región por el consumo de alcohol.

El estudio resalta que en el Hemisferio «persisten patrones irregulares de fuerte uso de alcohol, una sustancia a cuyo consumo se atribuye un 4,8 por ciento del total de las muertes acaecidas durante 2000».

La OPS confirmó que los altos niveles de trastornos por la bebida en América «superan consistentemente» al promedio en otros continentes, incluida Europa, con tres países que se destacan y que son Estados Unidos, Colombia y México.

El documento indica que el 82,1 por ciento de los trastornos y morbilidad ocasionados por el consumo de alcohol ocurre en edades tempranas, entre grupos poblacionales por debajo de los 45 años de edad.

«Aunque el alcohol es un factor de riesgo mayor en varias regiones del mundo, en América es singular, en el sentido de que supera al fumar como el mayor factor de riesgo de la enfermedad», afirman los autores del estudio.

Para Rehm y Monteiro, los Gobiernos deben dar un enfoque prioritario a la prevención de los accidentes de tránsito, en los que el alcohol desempeña un papel directo.

Asimismo, tienen que buscar de forma prioritaria una reducción del consumo de esta clase de bebidas por medio del incremento de tasas y gravámenes, como una de las medidas más óptimas en cuanto a la relación precio/efectividad.

Dado el gran número de personas con trastornos por alcohol, ambos especialistas proponen tratamientos individuales basados en la evidencia, como parte integral de los sistemas de salud para la comunidad.