En el cerebro humano hay millones de millones de redes neuronales que están conectadas entre sí gracias a la sinapsis, o unión eléctrica que establecen las células nerviosas. Cada vez que la persona dueña de este complejo sistema nervioso aprende algo -desde relacionar la cara de alguien con su nombre, resolver una difícil ecuación o asociar el consumo de una sustancia con la sensación de placer- su cerebro experimenta cambios estructurales y funcionales, porque miles de hileras de neuronas se entrelazan entre sí.

De eso se trata la capacidad plástica del sistema nervioso. En los casos de adicción al cigarrillo, drogas u otras sustancias, por ejemplo, aquellos caminos de células nerviosas están determinados por la fortaleza de la sinapsis y el número de neuronas que incluye.

Por eso, entender qué sucede cuando una célula nerviosa se conecta con otra es clave para determinar terapias que redistribuyan esas redes neuronales y, en un futuro, superar una adicción o intervenir en enfermedades como el autismo, Alzheimer o epilepsia. Un gran paso en esta vía lo dio el centro médico de la Universidad de Duke, EE.UU., donde un grupo de investigadores logró identificar una proteína clave en el proceso de transmisión de señales cerebrales.

SINAPSIS EN LA ADICCION
Un neurotransmisor es un producto químico que sale de una neurona y que se une al receptor de otra, conformando una sinapsis. La proteína descubierta por los investigadores es la miosina Vb, que es un motor que conduce este proceso. Los científicos sospechan que alteraciones en la labor de esta molécula podrían contribuir al déficit en el aprendizaje y la formación de la memoria que acompañan a ciertos trastornos, como la enfermedad de Alzheimer y la sensación de necesidad que desarrollan los consumidores de sustancias como el tabaco o la cocaína.

Michael D. Ehlers, profesor de neurología y coautor del estudio publicado en la revista Cell, explica que, probablemente, guiar la transmisión de señales no es la única labor de la miosina Vb: «Sabemos que esta molécula no sólo se expresa en las neuronas, sino que se halla en todo el cuerpoo. Por eso pensamos que este mecanismo de transporte es utilizado en todos los tipos de células, con el fin de permitir acciones particulares y focalizadas».

De ahí la importancia de saber qué impulsa la sinapsis. De hecho, si los investigadores logran averiguar la manera de regular la proteína, podría ser posible aumentar o disminuir la capacidad para formar una red neuronal en estos trastornos. «Nuestra esperanza es lograr una mejor comprensión de las moléculas que regulan este proceso y así diseñar nuevos métodos para inhibirla en el caso de las adicciones o mejorarla cuando se trate de cuadros como el Alzheimer», dijo Ehlers.

Por ejemplo, agrega el especialista, la presencia de miosina Vb «es una de las primeras anomalías que se identifican en modelos animales en la enfermedad de Alzheimer. Además, ciertas alteraciones sinápticas que involucran a esta proteína se asocian con aberraciones en los circuitos de recompensa del cerebro que no sólo se relacionan con la adicción, sino que con otras conductas compulsivas».