Cada fin de semana los servicios de urgencias de los principales hospitales de Galicia atienden a más de un centenar de jóvenes intoxicados por consumo abusivo de alcohol o de drogas. Estas cifras se disparan en verano, de manera especial durante los días de fiesta, que tanto abundan en julio y agosto. Al año se certifican más de 5.000 casos que precisan asistencia médica.

Los datos representan una estimación a la baja y todos los responsables de urgencias coinciden en que los ingresos en los hospitales representan la punta del iceberg de un problema de dimensiones mucho mayores. Así, advierten de que a los hospitales tan sólo llegan los casos más graves, la mayoría acude a los centros de salud locales o bien no recurre al médico.

Fuera de las estadísticas quedan aquellos casos en los que, pese a que las drogas y el alcohol están detrás, se archivan dejando constancia únicamente de los síntomas que presentaba el paciente, como golpes o crisis nerviosas, por ejemplo. El coordinador de Urgencias del Hospital Clínico Universitario de Santiago, Rosendo Bugarín, asegura que la mayoría de las personas que trata por haber sufrido un accidente presentan síntomas de haber bebido: «Puede haber muchas más intoxicaciones de las que constan, porque se codifican como accidentes», explica.

Los partes de Urgencias se convierten en un fiel reflejo de lo que vienen alertando los estudios sociológicos sobre consumo de drogas y alcohol: que la edad de iniciarse en estos hábitos es cada vez menor. Los responsables médicos comprueban en su trabajo como los pacientes son cada vez más jóvenes.

Pese a que en estos servicios sólo se atiende a los mayores de 14 años, se tiene constancia de que de manera puntual también hay intoxicaciones en niños de once o diez años. Además las cifras tienden a igualarse entre chicos y chicas.

En cuanto a las sustancias más frecuentes, los médicos apuntan a un incremento del consumo de cocaína y de las drogas de diseño. Los que acuden por una intoxicación de cocaína presentan síntomas similares a los de un infarto, mientras que quienes ingresan por ingerir productos como el «éxtasis» llegan con cuadros psicóticos. Normalmente se combina el consumo de estupefacientes con el de alcohol para potenciar su efecto e incluso se mezclan varias drogas, como la heroína y la cocaína.

Al Hospital Juan Canalejo de A Coruña acuden sábados y domingos hasta 20 personas con síntomas de haber tomado bebidas alcohólicas o drogas en exceso. Esta cifra llega además a duplicarse en los meses de verano. El Servicio de Urgencias del Hospital Clínico Universitario de Santiago (CHUS) atiende también cada fin e semana a una docena de jóvenes que presentan una intoxicación etílica grave. En el caso de Vigo, las cifras son similares; sólo el Xeral-Cíes se mueve ya por encima de los diez casos.

A otros centros de urgencias de la comunidad autónoma, como el del hospital Xeral-Calde de Lugo, el de Ourense, o el de O Salnés llegan también un promedio de diez jóvenes con un elevado grado de embriaguez o con un cuadro derivado del consumo de estupefacientes. Esta misma cifra se registra en el Hospital de Montecelo (Pontevedra).

La preocupación por el aumento de los jóvenes con problemas de adicción con el alcohol y las drogas ha llevado al Gobierno gallego a preparar la ley antibotellón, una modificación de la Ley de Drogas de Galicia, que incluye medidas educativas, sociales y sanitarias para combatir este tipo de conductas. Además, se limita los lugares en los que está autorizada la venta de alcohol.