El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, alertó ayer de que organizaciones terroristas pueden utilizar «eventualmente» las rutas de la droga y del tráfico de seres humanos para introducir a sus militantes en los países que quieren atacar o bien en aquellos que emplean como tránsito. Rubalcaba se refirió a este peligro durante la primera jornada de la XXV Conferencia Internacional para el Control de Drogas (IDEC), organizada por la DEA (Agencia antidroga de EE.UU.) y que por primera vez se celebra fuera del continente americano. No fue sólo Rubalcaba quien relacionó el narcotráfico con el terrorismo; la máxima responsable de la DEA, Karen P. Tandy, destacó por su parte que cada vez es más frecuente el intercambio de drogas por armas para perpetrar atentados.Rubalcaba explicó que la utilización por parte de los terroristas de las rutas de la droga y de la inmigración ilegal había sido uno de los temas que había tratado con el ministro de Defensa Nacional colombiano, Juan Manuel Santos Calderón, también presente en la Conferencia. España es un país muy sensible a esta situación, ya que en los últimos años las rutas de introducción de cocaína han variado y África se ha convertido en zona de tránsito y almacenaje hasta su llegada a nuestro país. Igualmente son muy activas, sobre todo en Marruecos, las redes dedicadas al tráfico de hachís. Precisamente en el norte de África y el Sahel se han detectado importantes campos de entrenamiento de terroristas islamistas que, por tanto, son susceptibles de poder utilizar las infraestructuras de las redes de la droga y la inmigración para llegar a Europa.
La responsable de la DEA se refirió en este mismo sentido al juicio del 11-M y a los atentados de Madrid, que según recordó «se ha demostrado que fueron financiados por el tráfico de hachís». Añadió que cada vez son más estrechas las relaciones entre los narcos y los terroristas, «como se está demostrando en todo el mundo». «En Afganistán -señaló Tandy-, los traficantes de heroína han llegado a un acuerdo con los talibanes que también alcanza el apoyo a los ataques de las fuerzas de la coalición».
Todas estas circunstancias hacen que el narcotráfico no sólo sea un gigantesco problema de salud y de criminalidad organizada con capacidad suficiente para corromper las instituciones, sino que ya se ha convertido en una amenaza real para la seguridad de los Estados, como se ha demostrado en Colombia y más recientemente en México, donde las extradiciones de capos a Estados Unidos han desatado un auténtico baño de sangre del que también han sido víctimas algunos militares.
Ya en el campo específico del narcotráfico, la administradora de la DEA reveló que el año pasado un 5 por ciento de la población mundial de entre 15 y 64 años había tenido contacto con las drogas al menos una vez el último año, y se refirió a Europa calificando de «descorazonador» el aumento del consumo de cocaína.
Presentación del CICO
María Marcos, comisario de Policía y directora del Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO) -que ha colaborado con la DEA en la organización de la Conferencia-, también incidió en este punto en su ponencia e hizo hincapié en los cambios de las rutas de la cocaína. «El objetivo de las redes es que las incautaciones no afecten a la infraestructura de la organización», señaló. Marcos, que hizo un repaso de las tendencias globales del tráfico de cada sustancia, se refirió también al éxtasis, cuyas «prevalencias de consumo se asemejan ya a los de la cocaína» y mostró su preocupación por el aumento del «consumo experimental» de la heroína, que puede provocar un fuerte aumento de la demanda.
Rubalcaba, por su parte, se refirió a los «capos» de la droga como «dinámicos empresarios del crimen», que diversifican sus actividades, hacen acuerdos con otros grupos, emplean las técnicas más modernas de comunicación, hacen circular el dinero para sacar más beneficios -«si no les «robamos» esa sangre, las organizaciones jamás morirán», advirtió Tandy- y emplean mano de obra barata y fácilmente renovable.