Judith Grisel es psicobióloga y autora de ‘Nunca es suficiente: la neurociencia y la experiencia de la adicción’

Antes pensaba que las adicciones eran causa de moléculas anómalas en el cerebro y que la neurociencia podía curarlas. Comencé a aprender cómo funciona el cerebro después de acabar en tratamiento por mi adicción a las drogas a mediados de los 80, una época en que las propiedades curativas de la neurociencia se exageraban tanto como los peinados.

Igual que muchas personas en aquellos años, me imaginaba el cerebro como el director ejecutivo de un drama épico, responsable único de todas mis acciones, sentimientos y pensamientos. Cuando me doctoré en neurociencia del comportamiento, mi objetivo específico era encontrar la explicación neuronal de mis decisiones irracionales en las variaciones químicas que alteran la forma en que funciona la mente.

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