En verano se sale más, se sociabiliza más y se hacen planes en los que el consumo de alcohol, y a veces también otras sustancias están presentes y absolutamente normalizadas. Estas situaciones pueden ser un disparador de recaídas para las personas que se encuentran en proceso de rehabilitación. Fiestas hasta la madrugada con conciertos, festivales o orquestas o DJ’s, terrazas donde no solo están presentes los helados, etc. Esto se convierte en un auténtico desafío en algunos momentos, por este motivo se recomienda que las personas en rehabilitación sigan unas pautas mínimas que les ayuden en esta prevención de recaídas.
En primer lugar, es importante que se identifiquen cuáles pueden ser los desencadenantes: presión social, rutinas alteradas, situaciones en que el consumo está normalizado, el tiempo libre, etc. Esto permitirá poder planificar y evitar situaciones de riesgo, rodearse de personas que apoyen y comprendan el proceso y la situación y huir de eventos o entornos donde el consumo sea predominante. En definitiva se trata de buscar alternativas saludables, mantener ciertas rutinas y hábitos de alimentación y ejercicio que permitan mantener el equilibrio emocional.
Los profesionales recomiendan que no se abandone la terapia individual y/o grupal en caso de estar acudiendo a ella, y mantener el contacto con la red de apoyo que ofrece a ayuda mutua. También participar en actividades de ocio saludables. Y lo más importante, no olvidar que una persona con trastorno adictivo lo va a ser siempre, por lo que cualquier pequeño consumo, puede abrir de nuevo la puerta a la adicción.