El método desarrollado por el equipo de cinco investigadores del Instituto Universitario de Medicina Legal de la USC, dirigidos por López Rivadulla, analiza muestras de saliva recogidos por expertos en controles de la Guardia Civil en distintos puntos de España.

Las muestras son enviadas a laboratorio de la USC, para analizar la concentración de drogas o medicamentos como cannabis, cocaína, anfetaminas, morfina, metadona, codeína o diazepam.

En los controles aleatorios de agentes de la Guardia Civil, los conductores son sometidos a un análisis preliminar mediante la introducción en la boca de un bastoncillo con algodón que al estar en contacto con la saliva durante un par de minutos permite determinar diez minutos después si la persona ha estado en contacto con hasta 23 drogas y fármacos diferentes.

El programa de investigación incluye la recogida de muestras de saliva, paralelamente a las pruebas obligatorias que efectúan los agentes de la Guardia Civil, para luego ser enviadas al laboratorio compostelano y examinar con mayor precisión tanto la fiabilidad de ese sistema de detección como la presencia de drogas y fármacos.

«Vamos a analizar entre 3.00 y 4.000 muestras de conductores hasta septiembre», dijo López Rivadulla, y apuntó que posteriormente el equipo de investigación llevará a cabo una examen para determinar las pautas de consumo de drogas ilícitas y fármacos.

La investigación forma parte de un amplio estudio desarrollado de forma similar en una docena de países de la UE, en los que se analizan una decena de drogas y fármacos en común y otros más comúnmente utilizados localmente.

Los resultados del estudio, que se inscribe en el programa Druid sobre Conducción bajo la influencia de drogas, alcohol y medicinas financiado por la UE, serán divulgados el próximo año.

Los estudios llevados a cabo hasta el momento muestran un elevado índice de fiabilidad, aunque las pruebas en laboratorio «permiten identificar inequívocamente si un conductor ha consumido drogas o no», dijo el experto del laboratorio de la USC, el único implicado en España para ese análisis europeo.

López Rivadulla subrayó que el consumo de determinadas drogas y fármacos «dificulta mucho la capacidad de manejar un vehículo a motor», y señaló que las sustancia analizadas «modifican» claramente el comportamiento de los conductores.