Aumentar el tamaño de los mensajes sobre los peligros del tabaco de las cajetillas de cigarros no es suficiente. Según los resultados de un estudio, los fumadores pasado un tiempo llegan a acostumbrarse a estas advertencias y su eficacia se reduce. Por este motivo, los expertos recomiendan cambiar con frecuencia estas señales de peligro para que nuestro cerebro reaccione ante ellas. Además también se ha comprobado que insertar imágenes de tumores en estos paquetes captan eficazmente la atención de sus usuarios.
«Fatiga ante el consejo», así es como denominan los científicos del Centro de Investigación Oncológica del Reino Unido para el Control del Tabaco que han llevado a cabo un estudio para valorar la eficacia del empleo de imágenes gráficas de tumores u otros efectos nocivos sobre la salud y textos de advertencia en los paquetes de tabaco.
La investigación, llevada a cabo en siete países, fue encargada por la Comisión Europea para valorar la mejor forma de continuar con su campaña para dejar de fumar en la Unión Europea. En enero, se aprobó el nuevo modelo de advertencias que debía ir impreso en las cajetillas de tabaco. Los textos debían estar escritos sobre un fondo blanco y con una letra negra y cubrir al menos el 30% de la parte delantera del paquete y el 40% de la trasera.
En nuestro país, el Gobierno conceció como fecha límite para incorporar estas medidas el 30 de septiembre de este año. Se prevé que con este nuevo etiquetado se protegerá la vida de miles de millones de personas en varias generaciones al informarles de los efectos perjudiciales sobre la salud humana que produce el consumo de tabaco.
Sin embargo, según Gerard Hastings, director del Centro de Investigación para el Control del Tabaco, «las futuras advertencias tendrán que ser revisadas y refrescadas, quizá anualmente o cada pocos años. De otra manera, fracasarán en comunicar los peligros del tabaco a los fumadores debido a la «fatiga ante el consejo».
El estudio encontró además que un buen método para potenciar el impacto de las advertencias podría ser añadir imágenes gráficas de los efectos del tabaco. A los participantes se les mostró una selección de fotografías que ya aparecían normalmente en los paquetes de cigarrillos canadienses, como tumores pulmonares o de otros órganos. Este método resultó ser muy eficaz para captar la atención de los fumadores, no obstante fue acogido con menos entusiasmo por éstos y provocó sentimientos defensivos.
Los investigadores sugieren que las imágenes deberían estar compensadas con un texto que ofrezca ayuda práctica sobre cómo quitarse del tabaco, por ejemplo un número de teléfono donde se ofrezcan consejos para abandonar este hábito.
Elinor Devlin, una de las investigadoras, explica que hay que tener cuidado con ese equilibrio –entre el texto y la imagen– ya que se trata de atrapar la atención de los fumadores para que interactúen con estos consejos, pero que no den lugar a la victimización. Los participantes del estudio comentaron que sería una buena idea incluir más información de salud dentro de las cajetillas de cigarros.
Estos mensajes quizá podrían prevenir que muchas personas fumen o que dejen este hábito. En España, según datos de un estudio elaborado por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), los jóvenes de nuestro país comienzan a fumar entre los 11 y los 15 años.