Un equipo encabezado por el profesor de psiquiatría Steven Potkin investigó indicios de que las personas que tienen personalidad hostil tienen mayores probabilidades de hacerse adictas y más dificultades para librarse del hábito.
Los científicos indicaron que los análisis de imágenes del cerebro de personas hostiles muestran las mismas variaciones genéticas presentes en los adictos a la nicotina. «A esto le llamamos una pauta de respuesta del cerebro «nacido para fumar»», señaló Potkin en un comunicado que publicó la revista Cognitive Brain Research.
El equipo de Potkin sometió a un grupo de voluntarios a diferentes pruebas de personalidad estandarizadas y luego los separó en dos contingentes: los que tenían más tendencias agresivas y ansiedad, y los que presentaban un bajo grado de hostilidad.
En los dos grupos había personas que fumaban y personas que no fumaban.
A todos los participantes se les dieron parches de nicotina para reducir y eliminar la adicción al tabaquismo, y se les sometió a tomografías cerebrales con emisión de positrón.
Los exámenes no mostraron cambios metabólicos en las células cerebrales de los voluntarios del grupo menos hostil, pero según Potkin, la respuesta de las personalidades hostiles fue notoria.
Además, los fumadores hostiles requirieron dosis más altas de nicotina para obtener la misma respuesta que los no fumadores habían obtenido con el parche de nicotina, lo cual indicó que se habían habituado más a la nicotina. «Estas respuestas cerebrales a la nicotina señalan que si una persona tiene rasgos de personalidad agresiva, probablemente tiene una predisposición a la adicción del tabaco», según Potkin. «Y esto a su vez puede ayudar a explicar por qué hay personas que nunca sienten el deseo de fumar, o que pueden dejar el hábito con toda facilidad», añadió.