Redacción-
En noviembre de 2021 nos hacíamos eco de la abertura de dos centros de consumo supervisado de drogas inyectadas en la ciudad de Nueva York. Hoy actualizaremos la situación en la que están.
La crisis de las sobredosis en Estados Unidos provocó 100.000 muertes en el año pasado, una cifra récord desde que ser recogen estos datos. Es por este motivo que el ayuntamiento de Nueva York ha dado su apoyo a estos dos nuevos centros gestionados por OnePoint NYC, igual que muestran su apoyo 4 de los 5 fiscales de la ciudad. Los motivos están claros, en unos pocos meses abiertos han conseguido revertir más de 120 sobredosis.
Las expertas señalan que la cifra récord de muertes por sobredosis del año pasado responde principalmente a dos factores. El primero que ya veníamos arrastrando desde hace unos años es la presencia del fentanilo como adulterante de la heroína, un opioide sintético de mucho riesgo al que se le suma la pandemia de covid, que ha aumentado la vulnerabilidad de las personas que consumen drogas.
Pese al apoyo municipal, estos centros funcionan ilegalmente en lo que respecta a la ley federal. Todo esto podría cambiar, debido a que la semana pasada el Departamento de Justicia de EE.UU insinuó que tenía la intención de dar luz verde a dichos proyectos, cosa que supone un giro drástico en comparación con las políticas de la administración Trump.
La oposición a estos centros se hace escuchar dentro y fuera de la ciudad de Nueva York, y señalan que no se puede permitir por parte del estado sitios donde se desarrollen conductas ilegales. Además, añaden que la ubicación de los centros en barrios con índices muy altos de población racializada, genera más estigma y delincuencia en estos barrios.
Ante las críticas, los defensores de la iniciativa señalan que la crisis de las sobredosis es de una gravedad importantísima, que se trata de salvar vidas y que si los centros están pudiendo salvar vidas creen que es necesario tenerlos abiertos. Además, añaden que hay estudios en Vancouver donde se puede constatar que los centros no han generado más niveles de violencia en los barrios donde se han ubicado y que además han reducido las muertes por sobredosis asociadas.
Ahora habrá que ver si definitivamente se acaba dando luz verde a estos proyectos, y si esto hace que se abran más centros en otras partes de Estados Unidos.
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