– En España, en los últimos 25 años, el consumo per cápita de alcohol se ha reducido en un 25%. El patrón de consumo se ha modificado: el consumo esporádico de “atracones” y la ingesta fuera de las comidas se ha revelado como uno de los patrones en alza. Estos cambios, según el Informe SESPAS 2006, también han repercutido en las afecciones asociadas al alcohol: Han descendido las afecciones crónicas como la cirrosis y aumentado las agudas como los accidentes de tráfico y las intoxicaciones alcohólicas.
– La heroína ha dejado de ser la primera sustancia de consumo problemático, y la cocaína ha pasado a ocupar ese lugar. El cannabis es la sustancia ilícita más consumida en España –un 29% de la población de 15 a 64 años afirmó haber consumido cannabis alguna vez en su vida-, seguida por la cocaína (5,9%), el éxtasis (4,6%), las anfetaminas (3,2%) y los alucinógenos (3%).
En los últimos años, España ha experimentado un notable cambio en el tipo y en los patrones de consumo de sustancias psicoactivas (alcohol; tabaco, drogas ilícitas como el cannabis, cocaína, la heroína y el éxtasis).
Resultan especialmente llamativos, los cambios que se han producido en el consumo de alcohol, tanto en la prevalencia, como en los patrones de consumo. En los últimos 25 años, el consumo per cápita de alcohol se ha reducido en un 25. Aunque el consumo medio se ha estabilizado por debajo de los 10 litros per cápita año, sigue superando el nivel estimado como prudente – por debajo de los 5 litros per cápita año-. También se aprecia una disminución en la prevalencia de consumo en los últimos años. Si en los años ochenta era del 83,4%, en el año 2003 era del 77%. La prevalencia de consumo diario ha caído drásticamente en los últimos veinte años (del 57% en 1983 al 14% en 2003), y el porcentaje de bebedores de riesgo también ha ido bajando del 11,2% en 1983 –con un criterio de >76 ml. de alcohol puro/día- hasta el 5,3% en 2003, con un criterio de 50 ml de alcohol puro/día para los varones, y 30 ml. para las mujeres.
Sin embargo, el patrón de consumo se ha modificado hacia modelos de mayor riesgo: el consumo esporádico de “atracones” y la ingesta fuera de las comidas se ha revelado como uno de los patrones en alza. En la población adolescente, según la EESTUDES en el año 2004, se ha doblado el porcentaje de menores que reconocen haberse embriagado en el mes anterior, pasando del 19% en 2002 al 27% en 2004. El 13,4% de chicos y el 11,5% de chicas refieren consumo de riesgo, porcentajes superiores a los años anteriores y a los de la población adulta. Este cambio de patrón de consumo ha repercutido directamente sobre las afecciones asociadas al alcohol: han descendido las afecciones crónicas como la cirrosis y aumentado las agudas como los accidentes de tráfico y las intoxicaciones alcohólicas.
Los autores del Informe SESPAS 2006, denuncian que en España no se ha puesto suficiente énfasis en estrategias de salud pública dirigidas a reducir el consumo (medidas fiscales, restricciones de la disponibilidad, control de la publicidad encubierta, intervenciones para prevenir la conducción bajo los efectos del alcohol…) mientras se ha invertido en estrategias educativas de efectividad poco probada, dirigidas al individuo o a la comunidad.
Otras adicciones
Según se destaca en el Informe SESPAS 2006, la evolución del consumo de tabaco sugiere que el pico de la epidemia ya ha pasado, aunque la prevalencia es aún más alta. La epidemia tabáquica muestra una tendencia esperanzadora, y la política lanzada por el Ministerio de Sanidad de extensión en los espacios sin humo son ventajosas, aunque el proceso de cambio será lento.
En cuanto a las drogas ilegales, la heroína ha dejado de ser la primera sustancia de consumo problemático, y la cocaína ha pasado a ocupar ese lugar. Por otro lado, el consumo inyectado ha descendido notablemente circunscribiéndose a determinadas zonas de España. Todas las encuestas muestran que el consumo de drogas ilegales es más común en zonas urbanas o con mayor densidad de población. Según el informe del 2004 del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías, en España el 27,8% de la población comprendida entre los 15 y los 64 años había consumido una droga ilícita al menos una vez en su vida y esta prevalencia era del 38% en la población de 15 a 34 años. El cannabis es la sustancia ilícita más consumida en España –un 29% de la población de 15 a 64 años afirmó haber consumido cannabis alguna vez en su vida-, seguida por la cocaína (5,9%), el éxtasis (4,6%), las anfetaminas (3,2%) y los alucinógenos (3%).
El consumo del cannabis o la cocaína han experimentado un notable aumento desde 1999, y en 2004, en la población de 15 a 18 años la proporción que ha consumido cannabis casi iguala a la que consumió tabaco. Si realizamos comparaciones entre los distintos países de la Unión Europea, observamos que entre la población de adultos jóvenes (15 a 34 años), España es el tercer país en consumo de cannabis, éxtasis y anfetaminas y el primero en consumo de cocaína. Resulta especialmente preocupante el 10% de los estudiantes varones de 15 años que consume de forma constante cannabis de forma intensa (más de 40 ocasiones en el último año), por el riesgo que corre a sufrir serias consecuencias como psicosis inducida o ataque de pánico agudos, accidentes al volante o en el trabajo y entre los más jóvenes, un impacto negativo sobre el rendimiento escolar.
Los autores del informe SESPAS advierten que a pesar de que la cocaína y el cannabis son las sustancias ilegales que más relevancia tienen entre la población general y juvenil, no se ha llevado a cabo ningún tipo de estrategia especial más allá de acciones locales.
Por último, con respecto a las denominadas adicciones de comportamiento, no existe consenso en el campo de la psiquiatría. La única adicción psicológica con criterios diagnósticos claros es el juego patológico, que en los últimos años se ha estabilizado, principalmente en sus formas más adictivas (máquinas tragaperras, bingos y casinos). Queda por estudiar, sin embargo, la extensión que han alcanzado los juegos de azar a través de Internet y su impacto en la salud de la población.