El consumo combinado de bebidas energéticas y alcohólicas provoca reacciones peligrosas en el organismo que incluyen taquicardias y disminución de reflejos, con lo que la conducción de vehículos en esas circunstancias puede ser muy peligrosa, según el Instituto Europeo para el Estudio de los Factores de Riesgo en la Infancia y la Adolescencia (IREFREA).
Expertos de esta entidad de ámbito europeo, pero con sede en Palma de Mallorca, desvelaron a Europa Press que, según las primeras conclusiones de un estudio que están realizando sobre hábitos de los clientes de discotecas, pubs y otros locales de Mallorca, esta práctica es «cada vez más común» y se extiende principalmente entre los jóvenes de la isla.
Los responsables de numerosos establecimientos situados en las principales zonas de ocio nocturno de la capital balear confirmaron a IREFREA la moda y agregaron que acceden a vender la mezcla porque es legal y sus clientes la demandan, aunque la consideran de muy baja calidad como combinado.
Según los expertos de esta ONG, el consumo de esa clase de combinados puede generar diversas reacciones en el organismo, que incluyen taquicardias y la posibilidad de que aparezca descoordinación de movimientos, con lo que la conducción de vehículos en esas condiciones se hace especialmente peligrosa.
A esos problemas cabe agregar un eventual consumo simultáneo de otras sustancias junto a los combinados a base de bebidas energéticas y alcohol, que se integraría en el llamado «policonsumo» y que favorece que los riesgos se multipliquen de forma espectacular, según IREFREA.
Según los resultados de un estudio realizado por la entidad Research Society on Alcoholism, publicado en abril en su órgano oficial, la revista «Alcoholism: Clinical & Experimental Research», tras mezclar bebidas energéticas y etílicas «no se tienen la misma sensación subjetiva de tener las facultades mermadas que cuando se toma alcohol solo», según la cita que realiza de este trabajo el Observatorio Vasco de Drogodependencias en su Centro de Documentación «on line».
PERCEPCIÓN DE LA EBRIEDAD.
El estudio norteamericano, realizado sobre 26 personas voluntarias a quienes en sucesivos días se les suministró bebidas con y sin alcohol, pero siempre energéticas, señala que, quienes combinan ambas «corren más riesgo de sufrir problemas como accidentes de tráfico que quienes toman alcohol solo, porque no se dan cuenta de hasta qué punto están ebrios», matiza.
Las bebidas energéticas no contienen en ningún caso originalmente alcohol y suelen ser gasificadas y presentarse en envases metálicos de 250 mililitros decorados con vivos colores y con nombres que aluden a los efectos que se les suponen, que son precisamente el principal argumento comercial.
Su contenido oscila con pocas diferencias, pero suele incluir agua carbonatada, como base, así como ácido cítrico, sabores artificiales y naturales, D-Glucuronolactone, benzoato de sodio, cafeína, colina, inositol, sorbato de potasio, sucralosa (edulcorante artificial), niacinamida, acesulfame-f, ácido ascórbico, EDTA (ethylenediamine tetra-acetic acid), ácido pantoténico, piridoxina clorhidrato y cianocobalamina (Vitamina B-12).
El D-Glucuronolactone, la cafeína son sustancias estimulantes, la colina un neurotransmisor, el inositol pertenece a las vitaminas del complejo B, también incluida en la fórmula y ambas se emplean para combatir la ansiedad y la depresión por sus efectos euforizantes, el EDTA se emplea para combatir la arterioesclerosis y otras enfermedades coronarias, se dice que «rejuvenece» los tejidos.
Países como Francia y Dinamarca prohibieron en los últimos meses la venta de algunas de las marcas más conocidas de estas bebidas energéticas.