La «Coalición Global de Mujeres y Sida», presentada ayer en Londres, nace como una iniciativa innovadora para ayudar a las féminas de todo el mundo a combatir el sida. Esta nueva organización señala la necesidad urgente de promover métodos de prevención del virus que las mujeres puedan controlar, como los condones femeninos o los microbicidas.

La actriz británica Emma Thompson, embajadora de la organización ActionAid, es una de las integrantes del comité coordinador de esta coalición, que agrupa a activistas de muchos países y de todas las religiones y culturas.

También forman parte Mary Robinson, ex presidenta de Irlanda y comisaria de la ONU para derechos humanos de 1997 a 2002; Peter Piot, director de UNAIDS, la agencia para el sida de Naciones Unidas, y la coordinadora de ActionAid en Kenia, Ludfine Anyango.

La coalición se centrará en la mujer porque, como ha señalado el comité, es una víctima vulnerable, ya que muchas veces es contagiada por su pareja dentro del matrimonio, sin que pueda hacer nada para evitarlo. En Africa, las mujeres son contagiadas por el virus del sida dos veces más que los hombres y cuatro de cada cinco féminas en países pobres no saben lo suficiente sobre esta enfermedad.

Para Anyango, enferma de sida desde hace ocho años, «esta coalición no es otro experimento burocrático sino que es flexible y aporta esperanza». Además «todos los hombres que quieran colaborar son bienvenidos», como indica Peter Piot, que añade que «hay que educar tanto a mujeres como a hombres sobre su papel en la relación, para erradicar el machismo».

Emma Thompson, que ha viajado a Mozambique y Uganda para ver la situación sobre el terreno, ha destacado que el problema del sida tiene un contexto político claro: «las diferencias entre países ricos y pobres. Mucha gente no sabe lo que es ser pobre, tener sida y no tener agua corriente».

Uno de los objetivos de la Coalición es coordinar a todas las mujeres con cargos en empresas y en Gobiernos para que tomen medidas contra el sida. Así, pretende conseguir que los Parlamentos en todo el mundo reconozcan los derechos de herencia de las mujeres, para que no se queden sin nada cuando sus maridos mueren de sida y también que promulguen leyes contra el maltrato.

En definitiva, se trata de ofrecer recursos a las mujeres para que, en palabras de Thompson, «tengan jurisdicción sobre su cuerpo».