España ocupa el quinto lugar en el consumo mundial de alcohol. Más del 60% de la población mayor de 16 años consume esta sustancia habitualmente y un 7% de ellos ya presenta problemas. Dos de cada tres alcohólicos recurren a tratamiento, aunque aproximadamente un tercio recae en los tres primeros meses por la compleja administración de algunos fármacos.

Madrid 7 de abril de 2002. El éxito del tratamiento de deshabituación del alcoholismo, al que se someten los pacientes tras la desintoxicación, aumenta un 20% si se utilizan fármacos de una única toma diaria. La complejidad de administración de algunas sustancias utilizadas para combatir esta adicción, unida a factores psicológicos y sociales, provoca que el 60% de los pacientes presente dificultades para continuar con la terapia al cabo de un año, según el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Oviedo y jefe de servicio de Psiquiatría del Área Sanitaria de Oviedo, Julio Bobes.

En España, aproximadamente dos de cada tres alcohólicos se someten a tratamiento. Las terapias farmacológicas actuales han conseguido disminuir el riesgo de consumo mediante la utilización de dos tipos de medicamentos: los aversivos o interdictores, que producen rechazo por el alcohol, y los compuestos que reducen el ansia de consumir alcohol, los denominados «anti-craving». Entre estos últimos, destaca la naltrexona, el primer fármaco «anti-craving» para el tratamiento del alcoholismo de una sola toma diaria. “Los alcohólicos tratados con varios comprimidos tres veces al día –agrega el profesor Bobes– abandonan la terapia en un 80%. Por eso, esta sustancia, al ser muy fácil de manejar y ofrecer un buen perfil de tolerancia y seguridad, es el patrón de oro para el tratamiento de deshabituación”.

Por su parte, el profesor Miguel Gutiérrez, catedrático de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco y jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital de Cruces de Baracaldo (Bilbao), señala que “la adherencia al tratamiento es siempre más fácil cuanto más sencilla sea su administración”.

Guía de referencia para especialistas

Las principales estrategias terapéuticas contra el alcoholismo y otras adicciones se recogen en el “Manual de tratamiento y evaluación de las drogodependencias”, patrocinado por Bristol-Myers Squibb y dirigido por los doctores Julio Bobes, Miguel Gutiérrez y Miguel Casas, catedrático de Psiquiatría de la Universitat Autónoma de Barcelona y jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Vall d Hebron.

La publicación analiza, además del alcoholismo, las adicciones a la heroína, cocaína, psicoestimulantes, hipnóticos, ansiolíticos y sedantes, así como al tabaco y alucinógenos. Destinado a los profesionales de la salud, este manual es una guía de referencia a la hora de evaluar y decidir las estrategias terapéuticas para controlar las diferentes adicciones, tanto desde el punto de vista farmacológico como psicosocial. El texto también examina la labor de los grupos de autoayuda y de las comunidades terapéuticas, que se lleva a cabo en las residencias comunitarias, en los hospitales, en las prisiones y los albergues.

Incremento de las drogas de síntesis

Según los autores del libro, el alcohol es la droga que presenta mayores problemas sociales ya que su consumo está culturalmente aceptado y su prevalencia es 10 veces mayor que cualquier otra sustancia adictiva, si exceptuamos el tabaco. España ocupa en el mundo el quinto lugar en consumo de alcohol puro por habitante (entre 9 y 10 litros de alcohol puro por persona al año). Un 15% de los españoles manifiesta beber a diario y un 2%, ser bebedores excesivos.

En los últimos años, señala el profesor Casas Brugué, se ha producido un incremento paulatino en el consumo de las drogas de síntesis y psicoestimulantes, que ha coincidido con el estancamiento en el consumo de los opiáceos. La adicción a estas últimas sustancias, entre las que destaca la heroína, se concentra en las capas más bajas y menos protegidas de la sociedad.

Tratamientos del futuro

Los especialistas aseguran que, en el futuro, el alcoholismo se combatirá desde una perspectiva global por medio de terapias que combinen diferentes fármacos, sin abordar únicamente el comportamiento adictivo.

Además, los avances científicos posibilitarán nuevas formulaciones en la administración de las sustancias. “La investigación –subraya el profesor Bobes– permitirá que la administración de naltrexona se simplifique gracias a las nuevas tecnologías, de forma que en un plazo breve se pueda dosificar por medio de microesferas (polímeros que permiten la liberación sostenida de la sustancia a lo largo de varios días). Esto repercutirá en una mayor adherencia a los tratamientos y, por tanto, redundará en un mayor control de las adicciones”.

Bristol-Myers Squibb es una multinacional estadounidense que comercializa productos para la salud y cuya misión es mejorar y prolongar la vida humana. Esta compañía, que se caracterizada por tener un fuerte compromiso con la investigación, se encarga de desarrollar productos innovadores para enfermedades como la hipertensión arterial, la diabetes, la esquizofrenia, el VIH/SIDA y el cáncer.