La investigación fue publicada el pasado 13 de julio por el dominical británico «The Sunday Times», pero la noticia es «incorrecta», dijo a EFE el director de comunicaciones del centro académico, Joseph Bonner.
«Ningún científico de la Universidad Rockefeller -subrayó Bonner- ha llevado a cabo una investigación que establezca «la naturaleza adictiva de las comidas grasas» en los seres humanos o animales de laboratorio», como apuntaba el periódico.
El rotativo «posiblemente se refiere, de forma incorrecta», a estudios hechos por la profesora Sarah F. Leibowitz en Rockefeller sobre «el equilibrio nutricional y neurobiológico y la regulación del peso corporal en ratas y ratones», explicó el portavoz.
La investigación de Leibowitz con animales de laboratorio, precisó, «sólo se centra en las señales químicas que la dieta provoca en el cerebro» de los roedores.
Según el estudio de la profesora, los cerebros de las ratas alimentadas con una dieta rica en grasas «registran mayores niveles de lo normal de una sustancia química cerebral llamada péptidos, que estimulan el comportamiento alimenticio» y dan lugar a «un aumento del consumo grasas en esos animales».
Por tanto, las investigaciones de Leibowitz indican que «una dieta rica en grasa ejerce influencia en las respuestas del cerebro en las ratas», indicó el portavoz de la Universidad Rockefeller.
Sin embargo, la experta «no ha demostrado estos resultados en humanos (que no forman parte de su investigación) y tampoco afirma que las comidas grasientas sean adictivas ni en animales de laboratorio ni en las personas», concluyó Bonner.