Los reportes de los centros de atención al farmaco dependiente confirman una tendencia alarmante: la edad de inicio en el consumo de drogas ya se sitúa por debajo de los 10 años.

Si se toman en cuenta los estudios efectuados por la antigua Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de Drogas, puede decirse que hubo una disminución de por lo menos 3 años de edad entre quienes tienen el primer contacto con el alcohol, el cigarrillo, la marihuana o las llamadas drogas «duras», como la cocaína y sus derivados.

Las estadísticas correspondientes al año 2005, elaboradas sobre la base de los informes remitidos por los centros de tratamiento públicos y privados, indican que 2,27% de los pacientes tratados tenía una edad comprendidas entre los 8 y los 14 años. Aunque el porcentaje es pequeño, no deja de llamar la atención, pues es una muestra de la situación que se vive en las calles.

Aparentemente, el problema tiene que ver con una mayor disponibilidad de drogas tanto en los barrios como en las urbanizaciones, y con la disminución de la percepción del riesgo asociado con el uso de tales sustancias.

Un sondeo efectuado a finales de 2005 por la Oficina Nacional Antidrogas y la Comunidad Europea indica que el consumo de sustancias ilegales es admitido en forma similar por individuos de todos los estratos sociales, aunque en una proporción mucho menor que la declarada en estudios similares hechos en España y Estados Unidos.

Para el estudio fueron entrevistadas solamente personas mayores de 15 años de edad. Aún así, llamó la atención que 43% afirmara «que le resultaría fácil conseguir algún tipo de droga ilegal, en el caso de que se lo propusiera».

Las drogas con las que se inicia más de 70% de las personas atendidas por los centros de rehabilitación en 2005 fueron el alcohol o la marihuana. El cigarrillo figuró en 15,7% de las respuestas. Un año antes, la cocaína ocupaba el tercer lugar. Los reportes indican que durante los últimos años tanto la heroína como las drogas sintéticas figuran entre las primeras sustancias probadas por quienes se convierten en adictos.

Existe además una correlación entre el uso desmesurado de drogas, el estado civil y la formación académica, pues los pacientes atendidos en los centros de rehabilitación son mayoritariamente hombres solteros, que no finalizaron el bachillerato. En consecuencia, casi 60% no tiene oficio conocido.

El sondeo realizado a finales de 2005 reveló además que en Venezuela el consumo de bebidas alcohólicas es considerado normal entre grandes sectores de la población. De cada 10 entrevistados, 6 reconocieron haberlo ingerido en el mes previo al estudio.

De acuerdo con la encuesta, el consumo de alcohol no es motivo de alarma; por el contrario, la cerveza, el ron y otras bebidas acompañan por regla general las reuniones sociales, especialmente los fines de semana.

El alcohol, concluyó el reporte, «es la droga más importante en Venezuela, tanto en términos de extensión cuantitativa como de problemáticas sociales».

Mezcla letal

La Alianza para una Venezuela sin Drogas detectó una nueva modalidad de consumo entre los jóvenes: la cocaína o alguno de sus derivados es usada en forma simultánea con marihuana.

Según Odalys Caldera, miembro de la junta directiva de esta organización, estas drogas se mezclan debido a la creencia de que la marihuana puede mitigar la sensación de «aceleración» que produce la cocaína.

Caldera, comisaria jubilada de la Policía Técnica Judicial, señaló que la gran mayoría de las drogas consumidas en el país proceden de excedentes de cargamentos que están destinados a otras partes del mundo. No obstante, indicó que los derivados de la cocaína no son importados, sino que son elaborados en territorio nacional, en laboratorios rudimentarios.

«Hay más drogas en las calles. El consumo ha aumentado y es necesario reforzar las prácticas policiales, especialmente en los alrededores de las escuelas. Sabemos que los organismos de seguridad tienen escaso personal. Pero debido a esta situación hay docentes que se sienten inseguros. Las drogas se venden en la puerta de los planteles», afirmó.

Cree que la mayor disponibilidad de drogas y una baja percepción de riesgo ha propiciado una reducción en la edad de inicio del consumo. Antes, recordó, la edad promedio en la que los jóvenes probaban drogas por primera vez era de 14 años. Ahora es de menos de 10 años.

«La droga de inicio entre los niños y adolescentes sigue siendo el alcohol. Pero en el entorno familiar siempre hay un amigo muy cercano o un primo que facilita la marihuana o la cocaína», explicó.