– ¿Cuáles son los verdaderos riesgos para la salud del consumo de alcohol?¿No se hace demasiado escándalo con este asunto de la bebida? ¿Qué daño puede producirle a una persona que de vez en cuando se tome unos tragos? José David R.

– El alcohol (etanol) es un potente tóxico que disminuye la actividad de las neuronas, aunque en pequeñas cantidades provoca cierta estimulación del comportamiento. El organismo es capaz de metabolizar aproximadamente una copa por hora. En el hígado, el etanol se transforma en un compuesto (acetaldehido) cuya acumulación puede ser dañina. Una borrachera (aunque algunos de nuestros jóvenes crean que ciertas bebidas pueden considerarse «refrescos») puede producir hasta amnesia temporal alcohólica.

Sin duda la principal afección asociada con el abuso de alcohol es la cirrosis hepática, pero la ingesta alcohólica igualmente produce hipertensión arterial y enfermedad cardíaca, aumenta el riesgo de infecciones pulmonares como neumonías, abscesos pulmonares y tuberculosis. Cerca de la mitad de los adultos diagnosticados con abuso alcohólico tienen algún otro trastorno psiquiátrico como consumo de drogas (21,5 %), neurosis de ansiedad, personalidad antisocial y desórdenes afectivos. También tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades de transmisión sexual como infección por VIH.

El tratamiento del paciente alcohólico debe realizarse en equipo con el médico internista y el psiquiatra. Pueden ser útiles los grupos de autoayuda, como Alcohólicos Anónimos.
Se ha demostrado que la intervención del médico induce la reducción del consumo alcohólico por lo menos en un 50 %.

El diagnóstico no siempre es fácil pues el alcohólico muchas veces no asume que tiene una enfermedad. El alcohólico típico tiene casi siempre familia y trabajo, y no demuestra claramente a quienes le rodean que padece esta adicción. Apenas un 5% de los alcohólicos tiene el aspecto y la actitud del clásico «borrachito».

Es importante conocer algunas definiciones internacionales sobre este tópico:

Bebedor en riesgo: Hombres que ingieren más de 14 tragos de alcohol por semana o cuatro tragos por ocasión; o mujeres que beben más de 7 tragos por semana o más de tres tragos por ocasión.

Abuso de alcohol: Trastorno que implica, en un período de 12 meses, una o más de las siguientes situaciones: fracaso en cumplir obligaciones laborales, escolares o sociales. Uso repetido de alcohol que conduce a situaciones peligrosas, problemas legales por ebriedad y continuación del consumo a pesar de crearle problemas.

Dependencia al alcohol: Condición que se caracteriza porque el paciente, en un período de 12 meses, presenta tres o más de los siguientes rasgos: desarrollo de tolerancia (requiere aumentar las cantidades de licor para obtener efecto, o menos efecto con la misma cantidad); supresión o abstinencia (aparición de síntomas al suprimirlo, y al usarlo nuevamente desaparecen estos síntomas); uso de cantidades cada vez mayores y en períodos de tiempo cada vez más largos; mayor cantidad de tiempo en el período de recuperación; intentos infructuosos para dejar el hábito, importantes limitaciones sociales, ocupacionales o recreativas, continuar usando el alcohol a pesar del conocimiento de los problemas físicos o psicológicos que el alcohol le produce.

Fuente: Luis F. Chacín Álvarez, médico internista

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