Una quinta parte de los jóvenes británicos reconoce consumir droga, aún sin conocer sus verdaderos efectos y en su mayoría, habiéndola obtenido de personas que no conoce o en la que no confía. Así lo revela una encuesta realizada por The Guardian, que advierte del alcance de esta conducta imprudente de una nueva generación de consumidores de drogas de alto riesgo.

El sondeo, que se ha efectuado entre 15.500 personas, revela que los usuarios de droga consumen más cannabis que alcohol o incluso tabaco normal. Las autoridades sanitarias están especialmente alarmadas por la despreocupación de los encuestados de no saber exactamente qué están consumiendo cuando compran “misteriosos polvos blancos”, que podrían ser una droga completamente distinta de la que creen haber comprado.

El toxicólogo del hospital universitario de San Jorge, John Ramsey, señala que es muy peligroso “consumir drogas no probadas”. El 15% de los encuestados admite haber consumido «polvos blancos» en los últimos 12 meses y un tercio de ellos declaró que no confiaba en el vendedor.

Toman drogas para llevar mejor el estrés de la carrera y las relaciones personales
El perfil de los consumidores «de alto riesgo» son personas que dicen de sí mismas frecuentar discotecas. Además, una quinta parte de ellos se encuentra en la franja de edad entre los 18 y los 25 años. Son éstos los más imprudentes, consumiendo drogas de las cuales no conocen exactamente su composición.

Asimismo, las razones que expresan los encuestados de estas edades para tomar tales drogas, es que les permite llevar con más calma el estrés de la carrera, las amistades y las relaciones íntimas. Más aún, consideran que los efectos de las drogas son inofensivos y nunca más graves que una simple resaca.

James, un hombre de negocios de 28 años, justificó el consumo de drogas porque su “vida es sensible, muy estresante, así que los fines de semana quiero lo contrario, sólo quiero relajarme un par de horas”.

No tienen problemas con la ley ni han llegado al límite de la rehabilitación
Quizás lo más llamativo es el estilo de vida de los encuestados, que no está fuera de lo que generalmente se considera «normal». De este modo, el sondeo mostró que los participantes en su mayoría llevan una vida feliz y sana, y que tienen una buena o muy buena educación académica.

Su actitud ante el consumo de drogas es muy relajado, desmitifican los riesgos y consumen drogas ilícitas como el cánabis, el éxtasis o la cocaína, aunque sí rechazan el crack y la heroína. Casi ninguno ha estado o se encuentra al límite de la rehabilitación, no están en prisión y no tienen problemas con la ley. Son «normales».

La media de edad son los 28 años en Reino Unido y nueve de cada diez son blancos, tres cuartas partes trabaja y gana alrededor de 11.000 a 40.000 euros anuales. El 55% tiene una educación de grado superior o más.

En total, según The Guardian, el sondeo llegó a tres conclusiones principales:

  1. La popularidad de la Mefedrona, una sustancia que fue prohibida en Reino Unido en 2010, está decayendo debido a los efectos secundarios que tiene y que son peores que los de otras drogas.
  2. Los jóvenes que sean pillados con pequeñas cantidades de drogas ilegales no son castigados por la ley y tienen una alta probabilidad de quedar en libertad inmediatamente.
  3. Casi todos los consumidores de drogas también beben alcohol y, a parte del tabaco, admiten que les gustaría tomar menos de aquella sustancia. Dos tercios de los encuestados masculinos y el 60% de las mujeres admiten beber hasta límites dañinos.

El psiquiatra especializado en adicciones, Adam Winstock, cree que los resultados reflejan que “las personas no se definen por su consumo de drogas, sino que el daño que éstas pueden hacer está definido por el modo en que las personas deciden consumir drogas”.