Según la memoria anual presentada ayer por la Confederación de Entidades para la Atención de Adicciones, de la que forman parte las fundaciones Proyecto Hombre de Zaragoza, Huesca y Teruel, la atención a mujeres afectadas por alguna adicción creció un 15% en el 2013 (30%) con respecto al 2012 (15%).

El dato a nivel nacional es equiparable a la realidad de Aragón, cuyas cifras son similares a la media española. «Estamos muy contentos en este aspecto, ya que significa que las mujeres se animan más a pedir ayuda. Son mujeres drogodependientes, que además llevan consigo temas de maltrato, prostitución e hijos menores, que hacen que su problema se agrave», indicó ayer Jesús Sánchez Felipe, director del Centro de Solidaridad-Proyecto Hombre de Zaragoza. Además, el colectivo matizó que ha crecido el perfil de mujeres atendidas, a partir de los 40 años, por temas de alcoholismo.

En Aragón, el perfil de persona usuaria atendida sigue teniendo al hombre como el más atendido (79%), con una edad de entre 30 y 50 años, mientras que el consumo de cocaína sigue siendo el principal motivo(32,36%). Pese a todo, desde el colectivo advierten de la tendencia al alza de las personas atendidas por temas de alcoholismo, que se encuentra en torno a un 27%. «Ha bajado la edad del consumidor de alcohol, cada vez hay más jóvenes menores de 16 años», matizó Sánchez.

En el 2013, el Centro de Solidaridad de Zaragoza realizó alrededor de 2.000 atenciones y, según apuntó su director, el cierre del centro terapéutico de El Frago ha repercutido en el número de personas atendidas. En Huesca se realizaron más de 1.000 atenciones, mientras que en Teruel, donde el programa de drogadicción de la Cruz Roja funciona «muy bien», las principales acciones se centran en la prevención. «La provincia está perfectamente cubierta», añadió.

La memoria presentada ayer por el colectivo refleja una caída de las subvenciones públicas y del montante de los servicios concertados con la administración en un 17,28% con respecto al año pasado. También han descendido las subvenciones privadas en un 24,75% y, por contra, han aumentado las donaciones un 39,07%.

«La drogadicción no debe volver a ser, como consecuencia de la reducción de las subvenciones públicas y las ayudas, un problema de seguridad ciudadana como lo fue en los años ochenta del pasado siglo», argumentó Jesús Sánchez.