Las siguientes complicaciones son propias del abuso de drogas por cualquier vía, sobre todo por la vía parenteral. La mayoría de estas complicaciones se han descrito por primera vez en pacientes heroinómanos, pero muchas de ellas pueden manifestarse en usuarios de cualquier otra droga o sustancia psicoactiva. La mayor parte de las complicaciones no infecciosas son relativamente específicas a la adicción a opiáceos.

Las complicaciones orgánicas del consumo de drogas de divide en dos grandes grupos: complicaciones infecciosas que son las que en el artículo de hoy trataremos y las no infecciosas.

Complicaciones infecciosas

La administración de drogas por vía parenteral en condiciones de mala higiene facilita el desarrollo de infecciones. El consumo por vía inhalatoria favorece la aparición de enfermedades tanto infecciosas como no infecciosas en el aparato respiratorio. En los últimos años se ha identificado a través de diferentes estudios en clínicas de desintoxicación, un cambio de hábitos de consumo de drogas de vía endovenosa a vía inhalatoria. Entre 30 y 60% de los ingresos hospitalarios de los toxicómanos que utilizan la vía parenteral (UDVP) se deben a procesos infecciosos.

Estas infecciones se producen por diferentes gérmenes, pero lo más frecuentes son Staphylococcus aureus, causante de infección o aislada en hemocultivos de un UDVP; candida albicans; los virus de la hepatitis B y C (VHB y VHC) y del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) que se asocian al hábito de compartir agujas; S. pneumoniae y Haemophilus influenzae que causan procesos pulmonares en adictos que usan la vía inhalatoria. No solo la forma de consumir una droga contribuye a la infección, sino el efecto inmunomodulador de las sustancias.

Las complicaciones infecciosas del consumo de drogas incluyen las bacteriemias, las infecciones de tejidos blandos, infecciones osteoarticulares, infecciones respiratorias, endocarditis y hepatitis.

En un UDVP se manifiesta un mayor riesgo de bacteriemia. Los gérmenes más frecuentemente implicados en las bacteriemias son S. aureus y Streptococcus. Su presencia en los hemocultivos obliga a descartar una endocarditis.

Las infecciones de tejidos blandos como la flebitis, celulitis, linfangitis y los abscesos subcutáneos están directamente ligadas al consumo parenteral de drogas. La inyección subcutánea incrementa el riesgo de abscesos subcutáneos. Los microorganismos que se detectan con más frecuencia son S. aureus y Streptococcus spp y, menos frecuentemente, son los bacilos gram negativos, pero también se han descrito casos de tétanos y botulismo de las heridas.

Entre las infecciones osteoarticulares se tiene que investigar la posibilidad de una osteomielitis por sus complicaciones graves como empiema, absceso pulmonar, absceso cerebral y endocarditis. Otra enfermedad que ha sido descrita propia de UDVP es la presencia de foliculitis, condritis y endoftalmitis que si no se trata puede evolucionar a panoftalmitis y ceguera irreversible. Las artritis bacterianas asociadas al consumo de drogas como discitis, espondilitis, abscesos paraespinales pueden ser causadas por infecciones por S. aureus, Streptococcus spp, Pseudomonas spp, y también por M. tuberculosis.

Las infecciones respiratorias más frecuentes en los drogodependientes son las neumonías bacterianas y sus complicaciones, como empiema, el absceso pulmonar, las bronquitis crónicas con agudizaciones y la tuberculosis, que puede ser asociada al VIH y que sería muy difícil de erradicar por el incumplimiento del tratamiento de los UDVP.

El riesgo de endocarditis en UDVP es mayor que en la población general y en los individuos con valvulopatías reumáticas (de 1,5 a 3,3 casos por 1.000 individuos al año) y aumenta en adictos con VIH. Este riesgo aumentado se debe a la utilización de jeringuillas contaminadas. Los microorganismos que lo causan con mayor frecuencia son S. aureus (más de 50% de los endocarditis en drogodependientes), S. epidermidis, Streptococcus spp, Pseudomonas spp, Candida. La clínica de la endocarditis incluye la ausencia de foco primario de infección, la existencia de metástasis séptica como embolismos pulmonares y vegetaciones ecocardiográficas.

La válvula más frecuentemente afectada es la tricúspide y la forma de presentación de la endocarditis en este caso es un cuadro pseudoneumónico o similar a tromboembolismo pulmonar que se manifiestan con atelectasias, infiltrados dispersos o nódulos cavitados, con o sin derrame pleural en la placa de tórax. Las complicaciones locales de las endocarditis son abscesos del tabique, roturas del aparato valvular, del septo interventricular o de la pared libre del ventrículo y pericarditis. Para evitar el riesgo de estas complicaciones graves se realiza una exéresis valvular con colocación de una prótesis. Las complicaciones generales incluyen abscesos en el sistema nervioso central, renales, esplénicos, osteomielitis, artritis séptica etc.

Unas de las complicaciones más graves del consumo de drogas son las hepatitis B y C. Alrededor de 80% de los ADVP presentan un marcador serológico de infección con VHB actual o pasada. La mitad de ellos con una infección actual presentan también infección por VHD. En los últimos años ha aumentada la frecuencia la infección por VHC que habitualmente evoluciona a una hepatitis crónica o cirrosis. Los UDVO debido a las condiciones marginales de su vida están en riesgo de sufrir de hepatitis virales no parenterales como la VHA y VHE. También es frecuente la co-infección por VHB y VHC que evoluciona peor que la infección por cada virus por separado.

La co-infección de VHB y VHC con VIH es un factor importante de la evolución de la enfermedad y complica su tratamiento pero los grandes avances en el tratamiento de la infección por VIH prolongan la supervivencia de estos pacientes.

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