Antoni Román Ruiz, presidente de la SOCAP, dió mensaje tranquilizador sobre la neumonía asiática, y ha asegurado estar más preocupado por las enfermedades «evitables» más prevalentes y mortales que por el brote de neumonía atípica, «que es interesante desde el punto de vista mediático, pero de poca transcendencia desde el punto de vista epidemiológico».
Según explicó Maria Luisa de Souza, coordinadora del grupo de tabaquismo de la SOCAP, desde los años 80 estudios epidemiológicos señalaban que una persona no fumadora que está expuesta al humo del tabaco sufre efectos nocivos, pero un reciente metaestudio que analiza 37 trabajos destaca que las personas que viven con fumadores tienen un riesgo un 24 por ciento superior a la población general de tener un cáncer de pulmón.
También se ha visto que existe una relación dosis-respuesta en el tabaquismo pasivo, y que cuanto más fuma la persona con la que se convive y más tiempo se está expuesto, mayor es el riesgo de padecer un cáncer.
Hasta ahora, el porcentaje de riesgo se situaba en el 10-15 por ciento, ya que según la SOCAP, estos trabajos estaban elaborados por consultores de la industria tabaquera a la que no convenía que se relacionara el tabaquismo pasivo con una enfermedad como el cáncer.
La mortalidad de los casos de cáncer de pulmón provocados por tabaquismo se ha estudiado en EE UU, y según un trabajo de la Agencia de Protección Ambiental Americana, cada año mueren unas 3.000 personas no fumadoras que han desarrollado cáncer de pulmón por el hecho de ser fumadoras pasivas.
El mismo trabajo relaciona también la mortalidad de otra enfermedad, la cardiopatía isquémica, con la inhalación del humo de tabaco ajeno.
Ser fumador pasivo comporta además, según Maria Luisa de Souza, un mayor riesgo de sufrir otras enfermedades en la edad pediátrica, y la literatura científica recoge un mayor riesgo de bajo peso al nacer, muerte súbita, otitis media y bronquitis y neumonías en niños que viven expuestos al humo del tabaco.