Desde que se inició el programa de la Cruz Roja llamado Metabús II, hace tres años, se ha incrementado hasta un 87 por ciento el número de usuarios drogodependientes que acuden al dispensador móvil de metadona. En 2000, las enfermeras atendían a unas 40 personas, que procedían de los diversos Centros de Atención y Tratamiento (CAT) de la conselleria de Salud. Ahora la cifra asciende a unos 275 usuarios, cuyo objetivo es desengancharse del mundo de la heroína.
La furgoneta se traslada cada día a once barriadas de Palma y permanece en ellas una media hora para dar metadona a los pacientes que son remitidos desde alguno de los cuatro CAT existentes. En estos centros, además de dispensarles el fármaco recetado, los usuarios también reciben atención médica y psicológica, y se les realiza un seguimiento de la evolución. El tratamiento es competencia del Govern y el Consell desde hace dos años, mientras que tanto de la prevención como de la reinserción se encarga Cort.
Los barrios visitados
La única función del Metabús II es dispensar una dosis del fármaco, previa prescripción del médico del CAT, explica la coordinadora de este servicio en la Cruz Roja, Ana Espinosa. Y añade que el convenio que esta organización firmó hace tres años con la conselleria tiene como objetivo «descentralizar los CAT, reducir las listas de espera y facilitar el acceso a la metadona a aquellos drogodependientes que trabajan y no pueden acudir a un centro de atención fijo».
Ha sido tanto el éxito que las paradas que realiza la furgoneta se han incrementado y actualmente cubre las zonas del casco antiguo (Porta de Sant Antoni), polígono de Llevant, Son Gotleu, Rafal Nou, Marqués de la Fuensanta, Santa Catalina, Porta des Camp, Son Roca, Lluís Sitjar, Sant Magí y es Camp Redó. Sin incluir los programas similares que realizan otras organizaciones dedicadas a luchar contra la drogodependencia.
180 dosis diarias
Las enfermeras del Metabús II se limitan a cumplir las instrucciones de los médicos del CAT, aunque, como atienden a los usuarios cada día, también realizan un pequeño seguimiento de su evolución, en palabras de Espinosa. Ofrecen unas 180 dosis diarias y si algún heroinómano en tratamiento deja de tomar la metadona un día, tiene que llevar un justificante sobre por qué no ha acudido al Metabús. Si falla tres días, es dado de baja del servicio.