• Hay datos suficientes que alertan sobre el incremento de su uso ocasional y habitual entre la población juvenil
• Los numerosos riegos que implica pueden darse aunque sólo se consuma los fines de semana o en momentos de ocio
Los datos estatales indican que la cocaína es la segunda droga ilegal más consumida, después del cannabis, aumentando en los últimos años su consumo y los problemas asociados al mismo. Prueba de ello es que, en Canarias, en los últimos cinco años se han duplicado las demandas de tratamiento por cocaína.
Junto a estos datos resulta preocupante comprobar cómo entre la población joven, de 14 a 18 años, en los últimos años ha disminuido la percepción del riesgo asociado al consumo de cocaína, ha aumentado la percepción de su disponibilidad y también ha aumentado el consumo, tanto en los que la han probado alguna vez, como en los que la han consumido en los últimos doce meses.
¿Por qué se consume cocaína?
Las motivaciones para consumir cocaína entre los más jóvenes se relacionan con la diversión y la experimentación de nuevas sensaciones. En la población adulta, además de estos factores, el establecimiento de determinados roles sociales, culturales y laborales conforman un marco que define el consumo de esta sustancia, tanto de forma esporádica como continuada.
Diversos estudios muestran una clara asociación positiva entre la implicación en la vida recreativa nocturna y el consumo de cocaína. Determinados entornos sociales, recreativos y culturales pueden estar facilitando y manteniendo el consumo de cocaína como un elemento sustancial, dentro de un estilo de vida orientado hacia la diversión, el policonsumo de drogas y otras conductas de riesgo.
Algunas investigaciones hacen un diagnostico social del consumo de cocaína relacionado con algunos de los valores más dominantes de nuestra sociedad: dominio de lo individual, éxito, consumo, subordinación de los medios a los fines, etcétera.
El precio que hay que pagar
En contra de lo que suele creerse, la cocaína está considerada como una de las peores drogas de abuso, con numerosos riesgos de diversa índole que pueden llegar a producirse aunque sólo se consuma los fines de semana o en momentos de ocio.
Entre esos riesgos se encuentran alteraciones mentales tales como delirios, insomnio, paranoias, depresión o alucinaciones, que pueden conducir a comportamientos extraños, imprevisibles y violentos. También cabe mencionar alteraciones de tipo cardiocirculatorio como hipertensión, arritmias cardiacas, infartos de miocardio, hemorragias cerebrales, cardiopatía isquémica o ruptura de la aorta.
El consumo esnifado puede dañar el tabique nasal y cuando se comparte el rulo aumentan las posibilidades de contraer enfermedades infecciosas. Además, se pueden producir patologías respiratorias como sinusitis, irritación de la mucosa nasal, hemorragia en los alvéolos pulmonares o trombosis pulmonar. La sobredosis de cocaína puede causar la muerte a partir de convulsiones, coma, insuficiencia cardiaca o fallo del sistema nervioso central que origina parada respiratoria.
Además de estas patologías, el consumo de cocaína puede producir problemas emocionales, escolares y laborales, así como el aislamiento de la familia y del grupo de amistades.