Actualmente, el cannabis es una de las drogas modernas más polémicas que existen. Mientras que una parte de la comunidad científica considera que su toxicidad es muy baja y que no crea adicción física, otros están en contra de su uso porque consideran que se ha convertido en un sustitutivo del tabaco para muchos jóvenes. Concretamente en España, el consumo del cannabis entre los más jóvenes ha aumentado hasta el 35 por ciento, según datos de la OEDT, lo que ha alarmado a muchos expertos que consideran que su uso puede derivar en un abuso o adicción.
Desde tiempos antiguos el cannabis ha sido usado como hierba medicinal en muchos países del mundo, como sedante leve, para el tratamiento de insomnio, de molestias gástricas y como medicación complementaria para los enfermos terminales. En este sentido, se ha informado de sus efectos beneficiosos como analgésico cuando otros tratamientos no han sido capaces de proporcionar alivio.
Sin embargo, también se ha comprobado que aunque el cannabis no crea adicción física, algunos consumidores de esta sustancia desarrollan una dependencia psicológica como sucede con otras drogas. En estos casos, se ha demostrado que un uso prolongado y abusivo causa daños cerebrales y pérdidas de memoria a corto plazo, así como bronquitis u otros trastornos torácicos por la inhalación frecuente de sus vapores.
La polémica del cannabis en España
El debate del cannabis en nuestro país sigue de actualidad. Las iniciativas de los gobiernos de Catalunya y Andalucía, que plantean el uso del cannabis como fines terapéuticos en pacientes con cáncer, esclerosis múltiple, sida o dolor crónico entre otras patologías, han vuelto a levantar la polémica.
Por un lado, según declaraciones de Andrés Estrada, el director general para las Drogodependencias y Adicciones de la Junta de Andalucía, «existe una investigación para ver cómo repercute el cannabis en las patologías oncológicas y en tratamientos de quimioterapia en una serie de pacientes para demostrar si mejora su calidad de vida». Así mismo, en Catalunya ha comenzado un programa piloto promovido por el Departamento de Salut de la Generalitat para que cuatro hospitales -Valle d´Hebrón, Clínico, Bellvitge y Germans Trias i Pujol- y sesenta farmacias españolas dispensen esta sustancia con receta médica, sólo en ciertos enfermos para uso terapéutico.
Según Pere Gascón, director del Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Barcelona, «actualmente ya existe suficiente evidencia científica de la acción beneficiosa del cannabis para contrarrestar los efectos secundarios de la quimioterapia. Muchas personas ya lo toman por su cuenta y la decisión de la Conselleria permitirá su regularización». Como el doctor Gascón, la mayoría de médicos catalanes se han mostrado favorables a esta iniciativa ya que «la investigación de nuevos fármacos que puedan paliar alguna dolencia siempre es positiva y se tiene que potenciar, eso sí, con un criterio científico riguroso», concluye Carme Busquets, doctora de a Unidad del Dolor del Hospital Josep Trueta (Girona).
En referencia a la iniciativa catalana, la ministra de Sanidad Elena Salgado ha manifestado que la dispensación del producto «tiene que estar muy controlada, realizarse en un colectivo muy pequeño de pacientes, con un seguimiento permanente y, por tanto, siempre en farmacia hospitalaria». Por otro lado, según el Conseller de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Vicente Rambla, «el uso terapéutico del cannabis ocasiona una confusión en la opinión pública ya que al final no sabe si estamos hablando de sustancias perjudiciales o buenas para a salud». En este sentido, el Conseller expresa que Valencia no va a utilizar, de momento, este tipo de sustancias mientras no se incorporen dentro del arsenal terapéutico autorizado por la Agencia Española del Medicamento.
El perfil del consumidor de cannabis
Según el estudio de la OEDT, entre un cinco y un 20 por ciento de jóvenes europeos ha consumido cannabis en los últimos 12 meses; en España esta cifra alcanza el 30 por ciento. La mayoría de estas personas han consumido esta sustancia de forma ocasional y durante períodos limitados, mientras que el 15 por ciento de los colegiales de entre 15 y 16 años de la Unión Europea son consumidores habituales. En este sentido, según el estudio, los chicos tienen el doble de probabilidades de convertirse en consumidores habituales en comparación con las chicas y comienzan antes a tomar esta sustancia (15-16 años).