La cocaína sigue teniendo sus fanáticos: es, de acuerdo con datos de la Comisión Nacional contra el Uso Ilícito de las Drogas, la segunda sustancia con la que se inician las y los adolescentes en el mundo de los narcóticos. Pero no contento con destrozar la nariz y el cerebro, ese estupefaciente es responsable de un daño adicional: afecta el sistema cardiovascular, hasta el punto de producir muerte súbita.

“En el mundo, la cocaína es la primera razón de infarto en personas jóvenes”, advierte el especialista Juan Márquez. Un sujeto que utiliza cocaína podría quedarse literalmente en el sitio por dos mecanismos: el corazón padece la falta de sangre, o late a un ritmo anormal. El primero (infarto), porque la droga “libera mucha adrenalina, y provoca la ruptura de placas de ateroma y favorece la formación de trombos”. El segundo (arritmia), “porque al consumir cocaína crónicamente ocurren cambios en las arterias coronarias y en el músculo cardiaco, y esos dos cambios, cuando se asocian con el consumo agudo, favorecen la aparición de arritmias”.

Quienes emplean cocaína y alcohol corren 20 veces más riesgo de fallecer de manera repentina que quienes no lo hacen; el peligro de sufrir un infarto a la hora siguiente de la mezcla se eleva 24 veces más.

Es decir, las drogas lícitas, como el licor y el cigarrillo, multiplican los efectos nocivos, alerta Márquez.

Encima, la adicción a la cocaína cambia de manera permanente el sistema cardiovascular: aumenta la fibrosis en el corazón, muere tejido, se modifica la frecuencia cardiaca y la presión arterial.

Engorda el corazón
Aunque la marihuana es considerada menos nociva –desde el punto de vista cardiovascular que el llamado “perico”, la realidad es que potencia el efecto de otras drogas. “Por sí misma, la marihuana, y también la heroína, pueden inducir cierto tipo de arritmias, como las bradicardias” o latidos lentos, explica Márquez.

En el caso del éxtasis, si es ingerido por personas con alguna predisposición, puede culminar en muerte súbita.

El tema será abordado en el XXXVIII Congreso Venezolano de Cardiología, que se llevará a cabo en el hotel Hilton de Margarita, del 2 al 5 de agosto; pero no siempre está presente en la sospecha de las y los médicos. Es por eso que, en opinión de Márquez, “ante un paciente joven, sin factores de riesgo, no fumador, no hipertenso, que llega a la emergencia con un infarto, hay que tomar muestras de sangre y medir el nivel de drogas”.

Los esteroides anabolizantes, tan populares en los gimnasios, tampoco son inocentes cuando se trata del corazón. “Estas drogas, que se inyectan para ganar masa muscular, pueden generar trombosis en las arterias coronarias, y dañar el músculo cardiaco. Igual que el músculo se pone más grueso, el corazón también”, señala el investigador. “Y aun cuando la gente deje de utilizar el producto, el perjuicio no se revierte”. Lo recomendable, en consecuencia, es efectuar el ejercicio de manera natural y sin aditivos.