Con el boom de las apuestas on line en pleno auge aparece el primer protocolo para el tratamiento de la ludopatía. Los responsables de su edición: la Unidad de Juego Patológico del Hospital de Bellvitge, en Barcelona. Se trata, como explica su coordinadora, Susana Jiménez, de una descripción muy pormenorizada, «sesión por sesión», con todos los contenidos que se trabajan en los distintos abordajes de la dependencia al juego en especial, pero también a las compras y a Internet.
Son tratamientos psicológicos de orientación cognitivo conductual -«que en estos momentos son los más eficaces», asegura Jiménez- que se dirigen a la abstinencia definitiva de todo tipo de juego con apuesta y cuyos objetivos son conseguir mantenerla, disminuir la urgencia en los pensamientos de juego, mejorar el autocontrol y recuperar todas aquellas áreas del paciente que están afectadas por su trastorno. Y como no todas las personas necesitan el mismo tipo de intervención, este protocolo presenta distintas aproximaciones específicas para cada tipo de persona y la alternativa terapéutica más útil dependiendo de la gravedad del problema y de sus características.
Un programa para cada tipo
Para aquellos problemas graves de adicción está el programa de tratamiento intensivo y cerrado (en el que todos los pacientes empiezan y terminan al mismo tiempo), cuya duración es de cuatro meses y 16 sesiones, (una a la semana). Existe una alternativa similar, ésta de grupo abierto, para pacientes que llevan tres meses de abstinencia, también de cuatro meses pero quincenal (ocho sesiones). Aquí la familia interviene directamente.
«Después hacemos un seguimiento, que consiste en visitas de control, también grupal al cabo de un mes, 3, 6, 12 y 24 meses -explica Jiménez-. En los casos en los que se encuentran trastornos comórbidos, se da tratamiento farmacológico». Los más frecuentes son los ansiosos depresivos, generalmente como consecuencia de su problema de juego . Además, cerca del 30 por ciento de los ludópatas presenta dependencia a sustancias, en cuyo caso el paciente recibe un tratamiento específico paralelo.
También se describen tratamientos individuales, con un programa prácticamente igual al grupal pero que se lleva a nivel individual por las características del paciente (si presenta un trastorno de personalidad comórbido que va a influir en la dinámica de grupo o no pueden disponer de coterapeuta), al que se diseña el tratamiento a medida. De igual forma se trabaja con la prevención de recaídas, es decir, la identificación de situaciones de riesgo, además de trabajar otros aspectos como la autoestima, las habilidades de manejo de problemas o el reconocimiento de los pensamientos distorsionados y mágicos que tiene el jugador en relación al control del juego y del premio.
Por último, están los programas psicoeducativos para las personas que todavía no han desarrollado la enfermedad, pero que presentan alguno de los criterios para su diagnóstico. En este caso, se hacen programas grupales de cinco sesiones para darles estrategias con el objetivo de que eso no suceda», dice Jiménez.
El mensaje es esperanzador: «Se sabe que por grave que sea el trastorno, responde bien a los tratamientos, especialmente al cognitivo conductual», asegura Jiménez. » De cada diez pacientes, siete se recuperan, es decir, no presentan recidivas durante el proceso terapéutico y además permanecen en tratamiento «. Sólo un 25 por ciento lo abandona y el mismo porcentaje presenta alguna recidiva durante el proceso, resultados que se mantienen hasta el seguimiento de un año sobre todo de recidivas.