En la provincia de Badajoz no hay control sobre menores que juegan a las máquinas tragaperras en un bar, y cada vez hay más jóvenes que entran en programas de rehabilitación de ludopatía; ésta se considera un vicio y no una enfermedad; las mujeres también juegan mucho, sobre todo al bingo, pero les cuesta admitir su adicción; según datos del Instituto Nacional de Estadística, la Junta de Extremadura, que tiene las competencias en esta materia, recaudaba 8’1 millones de euros en 1986 sobre la actividad del juego y hace tres años la cifra había crecido hasta los 27’1 millones, sin apenas destinar dinero a programas de prevención o rehabilitación, como denuncia la trabajadora social Julia Diosdado, de la Asociación Extremeña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Aexjer).

Éstas son algunas pinceladas del panorama del juego en Badajoz, cuya capital acogerá los días 4, 5 y 6 de agosto el VIII congreso nacional de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar). Será en las instalaciones de Confortel y habrá unas 200 inscripciones, calcula Bartolomé Gómez Sánchez, presidente de Aexjer, con sede en Almendralejo y única asociación específica para ludópatas que deseen volver a llevar una vida normal cuando atisban que están destrozando su familia, su cuenta corriente y su propia vida. También existen asociaciones en las Vegas Altas o en la capital pacense, como Atabal, que tratan adicciones en general entre las que se encuentran los juegos de azar.

El congreso que se celebre en Badajoz se basará en ponencias de expertos en los tratamientos sobre esta patología y testimonios de afectados. Según Bartolomé Gómez, «nosotros trabajamos con el sistema de autoayuda, que se basa en la experiencia de otros y eso siempre ayuda, pero son los técnicos los que van abriendo camino en este trabajo. En el congreso participan asociaciones de toda España y, en este caso, nuestra aportación será la que haga el sicólogo de la asociación José Antonio Santos Calzado, que abordará ‘la familia del ludópata’, ya que ellos son enfermos colaterales y la situación les afecta económicamente, anímicamente y socialmente por el rechazo social que pueden llegar a sufrir».

Actualmente Aexjer tiene a 158 enfermos de ludopatía y familiares en tratamiento. De ellos, 46 hombres y dos mujeres se incorporaron el año pasado en su programa de rehabilitación, uno de ellos con sólo 17 años de edad. Hay casos de otros menores que jugaban con el dinero que les fiaba el dueño del bar.