La molécula principal de la vacuna, según explica el psicólogo del Hospital San Pablo y coordinador del estudio, José Luis Pérez de los Cobos, es «muy parecida a la de la cocaína, pero adulterada y la función que realiza es estimular al sistema inmunológico, que reacciona produciendo anticuerpos que bloquean la cocaína».
Por su parte, Enriqueta Ochoa, psicóloga del Ramón y Cajal, explica a CF que la molécula de cocaína es tan pequeña que atraviesa la barrera hematoencefálica. «La vacuna conseguirá que esta molécula se haga más grande, impidiendo así que salga de los vasos sanguíneos, y, por consiguiente, que llegue al cerebro».
El objetivo del ensayo, que comenzará a principios de 2008 según su coordinador, es «ver si la vacuna es un modo eficaz para combatir los efectos de la cocaína». «Todavía es sólo un proyecto, que esperamos salga adelante», indica esperanzado Pérez de los Cobos, que bajo ningún concepto desea crear «expectativas falsas». A este respecto, Ochoa destaca que «aún es pronto para hablar de posibles resultados, es un estudio que se encuentra, de momento, en fase II».
Detalles del estudio
En el estudio participarán 150 personas (50 por centro) drogodependientes de la cocaína, con o sin consumo de alcohol y sin ningún otro tipo de problema fisiológico o psicológico grave, ni adicción a otras sustancias opiáceas, (por ejemplo la heroina). Además de la vacuna, estos pacientes recibirán una importante terapia psicológica. «En todos los procesos de drogodependencia se realizan terapias de orientación conductiva cognitiva, que tiene como objetivo aprender a controlar los factores o las circunstancias que llevan a un individuo a consumir», explica Pérez de los Cobos.