El tráfico de cannabis sigue pautas de mayor densidad de población, pero también de presencia universitaria. El consumo de los derivados de esta planta ya es habitual entre un 21,4% de la población de 12 a 18 años y está subiendo, según reconoce el comisionado del Plan Galicia sobre Drogas. «Parece apuntarse a tendencia nos próximos anos, como substancias máis problemáticas, aos consumos en expansión do cannabis e da cocaína, así como o do abuso do alcohol entre os mozos, e dos tranquilizantes entre os maiores. Tamén son de gran importancia os consumos múltiples de drogas», señalan desde la Xunta.

Quienes tratan el problema del porro evitan etiquetar en demasía. Ni delincuentes, ni enfermos, ni siquiera están hoy muy a la moda a pesar de la amplia difusión de esta droga; los consumidores de hachís ponen en riesgo su propia salud (y no solo por lo antihigiénico de compartir nicotina y gérmenes al pasar el canuto), contribuyendo a alimentar las redes de tráfico. En mitad de los adolescentes, en el eslabón último del trapicheo, suele aparecer otro adolescente. Y en este perfil no predomina la marginalidad, precisamente. Al contrario, según las más recientes encuestas sobre el uso del cannabis en Galicia, son los chavales de clase media-alta y alta quienes más fuman (10,2%), seguidos de los de clase media (8,9%) y los de baja y media-baja (6,6%). Los drogadictos de hoy son más jóvenes, con más dinero y mejor integrados.

Actividades alternativas (deporte o de otro tipo) e integración familiar son los dos factores de protección claves para prevenir el consumo de drogas, según los estudios epidemiológicos realizados en Galicia. Aunque se reconoce que así se influye más frente a sustancias como la cocaína, la heroína e incluso el alcohol, y no tanto cuando corren otras también ilegales como el cannabis y los hiposedantes, donde los resultados son más limitados. En todo caso, la demanda de las familias que buscan asesoramiento, aparte de los tratamientos médicos, crece cada año.

En el 2006, las drogas percibidas por los estudiantes como las más disponibles o accesibles eran las de comercio legal (alcohol y tabaco). Sanidad señala que un 91,2% de los estudiantes consideraban fácil conseguir bebidas alcohólicas si quisieran, un 58,9% tranquilizantes y somníferos, y un 66,8%, cannabis. Desde los contenedores y fardos en embarcaciones que llegan del norte de África, el hachís es también la droga que más entra en las cárceles mediante las llamadas pepas culeras.

Áreas sanitarias

Por áreas sanitarias en Galicia, el mayor consumo de cannabis se da en las zonas de mayor población: Vigo, A Coruña y Santiago son por este orden los de mayores niveles de riesgo relativo, y donde se registra mayor demanda asistencial. Les siguen Ferrol, Ourense, Pontevedra y Lugo, a un nivel intermedio, mientras que O Salnés, Cervo-Burela, O Barco y Monforte ocupan posiciones de menor ries