Sólo la mitad de los universitarios estarían dispuestos a ir al botellódromo cuando esté construido. Así lo pone de manifiesto un estudio elaborado por la Universidad Pablo de Olavide, que cifra en un 50,8% el porcentaje de jóvenes estudiantes que se muestran partidarios de acudir a estos recintos en los que se permita abiertamente el consumo de alcohol. El estudio de la Olavide diferencia entre las opiniones de los chicos, algo más partidarios de los botellódromos, con un 54,6%, y las chicas, más reacias, con un 45,3%.

Pese a ello, existe cierta contradicción en estas opiniones, ya que el 59,2% de los jóvenes encuestados consideran que deben regularse espacios para poder beber de acuerdo con la ley andaluza 7/2006 -conocida popularmente como ley antibotellón- y sólo el 34,4% piensa que no deben crearse recintos de este tipo. La mayoría de los universitarios apuestan no sólo por la creación de los botellódromos, sino también por que haya un cierto control sobre los mismos.

De ahí que el 85% se muestre favorable a que estos espacios tengan vigilancia; el 94,5% considere necesaria la existencia de servicios públicos; el 86,6% destaque la necesidad de que el transporte público llegue a los botellódromos; el 77,3% vea necesario la prohibición de entrada a menores de edad; y sólo el 30,4% crea conveniente el cerramiento del espacio.

Este estudio sobre los hábitos de consumo de drogas entre la población universitaria, que ha contado con casi un millar de entrevistas a estudiantes de la Olavide, destaca el alcohol como la droga legal más extendida entre los estudiantes. El 93,4% de los encuestados admiten que beben o hanbebido en algún momento de su vida, mientras que la edad de inicio al consumo está situada entre los 14 y 15 años, antes del acceso a la Universidad. Los universitarios se inician antes que las chicas y lo hacen, además, una media de dos años antes que el resto de la población, si se compara con la encuesta andaluza sobre drogas, que indica que la edad de inicio está por encima de los 17 años. Las sustancias más consumidas son el ron y la cerveza. La primera se toma de dos a tres veces por semana en el 17,24% de los encuestados y la segunda se consume tres o cuatro veces por semana en el 12,8% de casos.

La práctica de ir de botellona está muy extendida, incluso con una cierta rutina. Los jóvenes valoran las relaciones que se entablan entre amigos y compañeros en estas reuniones. Participan en ellas el 69,5% de los universitarios, de los que el 91,8% consume alcohol y el 76,3% tabaco. Tres de cada diez estudiantes sólo salen de botellona una vez a la semana, mientras que el 10,3% lo hace dos días por semana y sólo el 2% más de dos días. La gran mayoría (75,1%) de los encuestados consideran que en los lugares a los que acuden a divertirse existe un elevado consumo de drogas. En general, los estudiantes consideran que la presión del grupo no actuaba como un componente de exigencia para consumir en los lugares de diversión.

Las drogas son muy accesibles para la población universitaria. El 92,9% considera que es muy fácil acceder a ellas y el 4,5% lo ve fácil. Más de la mitad de los encuestados dicen conocer a personas que las consumen y seis de cada diez son partidarios de que se sancione el consumo público. De las drogas legales, las más extendidas son el alcohol y el tabaco, mientras que entre las sustancias ilegales la más consumida es el cannabis. Once de cada cien estudiantes toman este producto, al que siguen las drogas de síntesis, con un 1,6%, y la cocaína, con un 0,9%.