Los daños por consumo de drogas entre los jóvenes castellanomanchegos han dado un paso más y ya no sólo se ciñen a las conductas adictivas o al perjuicio que en su organismo puedan provocar. Ahora también atacan cada vez de forma más severa a su psique.

El consumo de elementos generados químicamente y su combinación con la cocaína han alumbrado una nueva patología, una patología dual, y por tanto un cambio radical en las conductas de trabajo de las organizaciones de ayuda contra la drogadicción. “Nos hemos visto obligados a abordar la terapia desde un nuevo prisma, con nuevas herramientas y nuevos profesionales”, revela Alejandro Márquez, presidente de SAFA y de la Federación regional de asociaciones de lucha contra la drogadicción, FAPAT. “Ambas –drogodependencia y patología psiquiátrica- están íntimamente ligadas, porque es posible que el consumo de drogas influya negativamente sobre la patología psiquiátrica y viceversa”.
Márquez encabezó este fin de semana un encuentro de expertos de carácter autonómico en las instalaciones de Betania, centro residencial gestionado por SAFA.

Y la patología dual, y su tratamiento, fue uno de los elementos más analizados durante la jornada de trabajo en la que se realizó una revisión de las diferentes estrategias que se están llevando a cabo en cuento a prevención, tratamiento, inserción e investigación.
Todos los asistentes manifestaron su preocupación por los datos que se desprenden de las últimas encuestas e informes, respecto a la edad de inicio en el consumo de alcohol y otras sustancias, así como la falta de percepción del riesgo que tienen los jóvenes respecto al consumo de drogas. Datos que estos mismos técnicos comprueban día a día en sus consultas y actividades que realizan.

De igual modo, en la jornada de trabajo se subrayó que el consumo de cocaína y cannabis en muchos casos provoca que patologías subyacentes en los consumidores se pongan de manifiesto, pero otras veces posiblemente la propia sustancia genera la enfermedad. En este sentido también han visto que la psicosis cannábica y la cocaínica, provocan enfermedades mentales en pacientes que se supone que nunca iban a tener un trastorno de este tipo.

Consumo de heroína

Otra de las preocupaciones manifestadas tras el encuentro regional es la del repunte de la heroína que está produciendo demanda en los recursos de tratamiento.
Se trata de una droga que había descendido considerablemente en los últimos años, y está repuntando en este momento “dado su bajo coste y el desconocimiento de los jóvenes sobre las consecuencias que sufrieron los consumidores de heroína en los años 80”, apunta Alejandro Márquez.

En sus conclusiones, el comité de expertos reunido este fin de semana puso de manifiesto la necesaria revisión que se tiene que realizar en profundidad de los distintos planes de prevención que se han venido realizando en nuestra comunidad autónoma en los últimos años. Así como una adaptación de los servicios y recursos de tratamiento a los nuevos perfiles de los enfermos de conductas aditivas.