Mezclar alcohol con cocaína y pastillas es cada vez más frecuente entre los consumidores de drogas. Ya no basta con «esnifar» una sola sustancia, como venía suciendo hasta ahora con la cocaína. Los jóvenes quieren cada vez más y más variado. Y para muestra un botón, hace apenas un mes saltaba a la opinión pública la noticia del consumo de un producto químico agrícola que provoca reacciones similares a las de las drogas sintéticas. Este caso no es aislado, ya se ha hablado de otro tipo de sustancias como la Ketamina, (un anestésico de uso veterinario), pero evidencia un problema que, lejos de resolverse, va en aumento.

Para el presidente de la recién creada Federación Provincial de Adicciones, Juan Sánchez, estamos ante una situación de alerta. En los últimos años se ha producido una «evolución muy importante» en materia de drogodependencia, y es que no sólo están cambiando las formas y objetos de consumo, sino también el perfil del consumidor. «Ahora son poliadictos y empiezan cada vez en edades más tempranas, entre los 9 y los 13 años», asegura. Además, también se ha normalizado el consumo de sustancias estupefacientes y alcohol entre las mujeres.

La base del problema está, según el presidente de la Fepad, en la «falta de conciencia» por parte de una «sociedad que busca el placer por el placer, y el placer por el olvido». En ella, los niños «crecen sin referentes», y los padres «están perdidos, no saben cómo actuar». Además, cualquier tipo de droga, ya sea legal, como el alcohol, o ilegal, está «al alcance de la mano, y tenemos en contra que somos un país productor, forma parte de la cultura». Pone un ejemplo claro, los botellódromos. «Habilitar zonas para que la gente beba es la aberración más grande que he visto», asegura Rafael Díaz, miembro de Fepad.

Sánchez no le da «excesiva importancia a las sustancias» en sí, «porque todas ellas atacan al físico y a la capacidad de autonomía». Para intentar encontrar una salida a la situación actual reclama que se pongan en acto «estrategias en red más fuertes» partiendo de una premisa, la prevención. Impulsar mecanismos de este tipo en la fase educativa es fundamental, porque «estamos ante un problema de salud». Sin embargo, «las subvenciones no nos llegan, no hay dinero para prevención».

Fepad está integrada por las asociaciones almerienses Ara, Atiempo, Nuevo Rumbo y No estás solo. Entre todas dan tratamiento a casi un millar de personas al año, adictas a diversas sustancias. No obstante, atienden a «una mínima parte de adictos», ya que cuando llegan a las instalaciones, «ya están en un pozo».