La mujer alcohólica en rehabilitación recibe, en general, menos apoyo por parte de su pareja que en el caso contrario. Una mujer, por lo regular, se vuelca en ayudar a su pareja enferma de alcoholismo, mientras que ellas, más pronto que tarde, sufren primero la incomprensión, después el abandono. La tónica general, por lo oído en el IX Encuentro Andaluz de Alcohólicas Rehabilitadas y sus Familiares clausurado ayer en Mojácar, es que la mujer, aparte de la ayuda sicológica de profesionales, sale de la enfermedad a puro ovario. Le ponen lo que hay que poner y más al encontrarse, con excepciones, en condiciones inferiores al hombre para afrontar su adicción.
Es una de las conclusiones obtenida del IX Encuentro celebrado durante el pasado fin de semana y que bajo el lema «La sociedad ante el alcoholismo femenino» fue inaugurado el pasado viernes por Adela Segura, delegada provincial de Asuntos Sociales. La mayoría de las cincuenta mujeres llegadas de diversos puntos de Andalucía presentan la característica común de haber sido abandonadas por la pareja, con el añadido a su enfermedad de verse obligadas a hacer frente a la educación de los hijos, a sobrellevar la economía doméstica, en definitiva, hacerse cargo de las obligaciones familiares. Sin embargo, sí encuentran el arrope familiar de padres o hermanos, aunque perciben el alejamiento de las que fueran amistades.
Para Gema Villa, psicóloga y directora técnica de ARA, Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Almería, «en este tipo de encuentros intentamos crear compromisos, algo francamente difícil para el grupo de mujeres en cualquier actividad y el tema de la adicción es mucho más complejo porque contamos con dificultades extras». Villa hace referencia al apuro económico, falta de apoyo familiar, y otros conflictos de carácter personal. Tanto Villa, como José Salvador, secretario de ARA y vicepresidente de la FAAR, Federación Andaluza de Alcohólicos en Rehabilitación, realizan un llamamiento especial a todas aquellas mujeres que sufren el problema del alcohol en soledad se acerquen a las asociaciones cercanas.
El alcoholismo femenino, según explica Gema Villa «es muy oculto, muy a escondidas, que nadie lo sepa, esto no permite conocer el número de mujeres alcohólicas, pero me atrevería a decir que el alcoholismo femenino está muy cerca en cuanto a número de personas al masculino». José Salvador González sabe de buena tinta del apoyo de la mujer al hombre alcohólico «por regla general, la mujer lo apoya incondicionalmente, cuando es al revés desgraciadamente no es lo mismo». Gema Villa y José Salvador coinciden en que la sociedad ha de mentalizarse en que la adicción afecta lo mismo al hombre que a la mujer, que el apoyo que precisan es el mismo. Añaden, el hombre pasa factura a la mujer por su adicción, en muchos casos la factura se paga con el abandono físico, incluso cuando ya se han rehabilitado. La mujer se queda sola en una lucha terrible que comienza con «soy alcohólica, quiero dejar de beber. Tengo dos hijos, mi marido nos abandonó, a veces he tenido el deseo de quitarme de en medio».