La utilización de drogas y métodos para mejorar la performance física se ha incrementado en los últimos años. Sin embargo, especialistas correntinos miran con preocupación el acceso a estos fármacos en personas cada vez más jóvenes, los cuales son suministrados, sin alertar del peligro de su consumo, en muchos de los gimnasios capitalinos. Al respecto, un estudio reveló que un alto porcentaje de chicos entre 12 y 13 años afirman que consumen pastillas, que según creen no hacen daño, y que son recomendadas en estos recintos atléticos.

La especialista en Psiquiatría y Psicología Médica Sonia Romero, autora del trabajo, se mostró preocupada por el gran interés de muchos chicos de mejorar su fisonomía que los lleva a consumir fármacos sin tener en cuenta los riesgos que puede repercutir su ingesta en su salud, comentó. Asimismo, de las encuestas realizadas, la profesional señaló: “los chicos comentaron que adquirían pastillas para mejorar su musculatura en el mismo gimnasio donde iban”, sin que para ello sea necesario acceder a alguna receta médica.

Así las cosas, el trabajo, que abarcó a una población de alrededor de 100 jóvenes de esta ciudad de la mencionada edad, demostró que “el 40 por ciento de ellos acude a algún gimnasio -que es un complemento del deporte, no un deporte, aclaró la profesional-, de ese número el 30 por ciento manifestó consumir pastillas, que son recomendadas en estos lugares y que según creen no les hace daño”, señaló Romero, actual directora del Centro del Adolescente. Asimismo, manifestó que entre los más populares se encuentran los anabólicos.

Al respecto, señaló que “los chicos ingieren pastillas ricas en aminoácidos sin saber qué alimentación deben seguir mientras los usen, por ejemplo, no pueden tomar alcohol, café, comer chocolate y así una lista de alimentos no permitidos”, relató. Por ejemplo, en el caso de los anabólicos, la profesional señaló que “en los hombres provocan la pérdida del apetito sexual, calvicie, aumento del tamaño de los senos, reducción en el tamaño de los testículos, inhibición de la producción de esperma y pérdida total de la producción de testosterona”.

Mientras que en las mujeres “aparición de vello facial, engrosamiento de la voz, patrón de calvicie masculina, alargamiento del clítoris, irregularidades menstruales y trastornos en las funciones reproductivas”. Asimismo señaló que “la mayoría de esos efectos son irreversibles”.
Por otra parte, vale decir que “en niños y adolescentes algunos anabólicos provocan además una fusión ósea prematura, lo cual les impedirá alcanzar la estatura a la que habrían llegado sin ellos. Los efectos psicológicos derivados del temor a perder la figura desarrollada con esteroides hacen que su consumo no sólo se mantenga sino que se incremente”, remarcó Romero.

Tal como se mencionó, una de las sustancias más frecuentemente empleadas entre los gimnastas son los anabolizantes (orales o inyectables). Conforman un grupo numeroso de derivados hormonales sintéticos y semisintéticos (Oximetolona, Nandrolona, Metandrostenolona, Cipionato de Testosterona, Estanozol, entre otros), de naturaleza esteroidea muy similares en estructura química a las hormonas sexuales masculinas (andrógenos).

Las hormonas sexuales masculinas cuentan, entre sus múltiples y variados efectos relacionados con la definición de los caracteres sexuales, con el de estimular el desarrollo muscular del organismo. Estas hormonas son las protagonistas naturales en el proceso de transformación progresiva del cuerpo del niño al del adulto por el cual se incrementa notablemente el porcentaje de masa muscular corporal; éste es el efecto deseado por los deportistas que consumen anabolizantes; sin embargo, al hacerlo fuera del consejo y control médico adecuados se exponen a numerosos riesgos para su salud.

Anfetaminas

Asimismo, las anfetaminas son otras de las drogas más utilizadas por los deportistas. Este estimulante puede causar taquicardia o bradicardia, dilatación pupilar, tensión arterial aumentada o disminuida, sudoración o vómitos, pérdida de peso demostrable, agitación y retraso motores, debilidad muscular, depresión respiratoria, dolor en el pecho, arritmias cardíacas.

Riesgos en la salud

Según la doctora Romero, “no hay evidencia científica que demuestre que las drogas aumentan el rendimiento deportivo sin provocar un daño excesivo”. Asimismo aclaró que “ingerir cualquier medicamento o droga sin estricto control médico altera el balance corporal, dañando la salud física y mental del usuario, en ocasiones de manera irreversible”.

Por otra parte, enfatizó que “muchas de las drogas que se usan en los deportes son las mismas con las que se inician las adicciones”. Además, la profesional señaló que el motivo de este trabajo surgió dado que no existen datos estadísticos en Corrientes al respecto, teniendo en cuenta el alto riesgo en la salud que puede provocar el consumo de este tipo de pastillas en adolescentes que se encuentran en pleno desarrollo.