La aparición de nuevas drogas de síntesis, el policonsumismo y las limitaciones para demostrar empíricamente sus efectos en la salud de los seres humanos dificultan el abordaje de los pacientes críticos a consecuencia del consumo de estas sustancias. Esta es la principal conclusión a la que han llegado los participantes en la mesa redonda Intoxicación por drogas de diseño: un nuevo paciente crítico, enmarcada en el XV Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), celebrado en Valencia.

Según los especialistas, aunque ya se conocen sus efectos tóxicos sobre las neuronas que producen serotonina o dopamina, los estudios aún no están lo suficientemente desarrollados para concluir sus efectos y consecuencias a largo plazo. Asimismo, respecto al tratamiento de intoxicaciones por éxtasis, han destacado que es necesario no valorar en exceso los síntomas iniciales y prestar más atención a las posibles consecuencias en las horas posteriores.

El neurólogo Jorge Ricaurte, de la Facultad de Medicina Johns Hopkins, en Baltimore, ha explicado que diversos estudios, tanto preclínicos como experimentales, en animales y algunos en humanos, «dan a entender que el éxtasis, en dosis no muy diferentes a las que acostumbran a usar sus consumidores, tiene la capacidad de producir efectos tóxicos muy selectivos sobre neuronas productoras de serotonina o dopamina».

Psicopatías
Ha apuntado que, aunque se conoce que el trastorno de las células que producen serotonina puede causar problemas de depresión, ansiedad y otros problemas psiquiátricos, sólo una minoría de consumidores de éxtasis desarrollan estas patologías y todavía se desconoce «por qué no todos acaban mostrando tales disfunciones neuropsiquiátricas».

Respecto a los efectos sobre las neuronas que producen dopamina, cuya disminución en el cerebro provoca la aparición del Parkinson, tampoco se ha comprobado todavía si el consumo de éxtasis puede, a largo plazo, provocar la enfermedad. «Para ver síntomas de Parkinson se necesita bajar el nivel de dopamina en el cerebro en más del 90 por ciento. Por lo que conocemos, los efectos de la droga no son bastante severos para que el nivel de la dopamina disminuya a niveles tan bajos». En el caso de un joven que ha tomado éxtasis, ha indicado Ricaurte, «puede haber reducido su nivel de dopamina en un 50 por ciento, aunque esa reducción no tenga consecuencias inmediatas».

Los estudios en humanos, según ha reconocido el neurólogo, no están lo suficientemente desarrollados para saber a partir de cuánto tiempo y en qué cantidades el éxtasis puede llegar a ser perjudicial hasta extremos severos. La mayoría se basan en gran parte en modelos experimentales y las dosis son muy parecidas a las que toman los humanos. «El efecto neurotóxico puede que ocurra en humanos, pero las consecuencias todavía no se conocen, especialmente a largo plazo».

Causas de muerte

Ha insistido en que el hecho de que exista efecto neurotóxico en células cerebrales de humanos, y dada su limitada capacidad de regeneración, hace que se tenga en cuenta cualquier efecto de una droga relacionado con destrucción de elementos celulares del cerebro. A pesar de la falta de datos sobre los efectos, las expectativas no son muy halagüeñas. «Como neurólogo, es un motivo de preocupación que se esté produciendo un efecto neurotóxico en el humano. Lo peor es que, como no da señales de alarma, se siguen tomando esas drogas».

Pere Munné Mas, del Servicio de Toxicología del Hospital Clínico de Barcelona, ha presentado los datos de un estudio retrospectivo realizado en el área de Cataluña entre 1996 y 2002 sobre los fallecimientos causados por consumo de éxtasis tratados en servicios de urgencias. De los diez casos encontrados, se han analizado la cantidad de droga ingerida -a efectos teóricos, señala el especialista, «unos 150 miligramos de éxtasis provocan efectos de adicción psicológica, pero farmacológicamente no son dosis mortales»-, el funcionamiento del circuito de asistencia médica, las circunstancias ambientales, el entorno que facilitó los efectos, las características personales que podían propiciar la muerte y la forma de atención, resaltando que todos los casos llegaron a urgencias varias horas después del consumo. «De estos diez casos, al menos en cuatro la dosis referida era muy importante. En nueve casos se encontró que el éxtasis había sido consumido junto a otras drogas».

Respecto a las causas de las muertes, la mitad se debieron a hipertermia superior a 41-42 grados, hubo tres casos de transtornos de ritmo con fibrilación ventricular, uno de hiponatremia y un último de estado convulsivo, insuficiencia renal y fallo multiorgánico.

Pero lo más resaltable del estudio, según Munné, es que no se apreciaron fallos en el tratamiento de las urgencias, aunque en dos casos «se valoró excesivamente el síntoma inicial, que era una ansiedad o excitación, y no se valoró que, con posterioridad, podrían surgir problemas cardíacos, de hipertermia, etc.». En todos los casos, «se trató al enfermo aplicando hielo, ventiladores para bajar la temperatura del cuerpo y se suministraron los fármacos adecuados».