Científicos estadounidenses e italianos han descubierto las raíces genéticas de la adicción al alcohol, según afirman en estudios divulgados hoy por la revista «Cell». El descubrimiento es una virtual confirmación de investigaciones anteriores que señalaban que la gente con mayor tolerancia al alcohol corre mayor peligro de convertirse en alcohólica, según los científicos.

En uno de los estudios, los científicos del Instituto Fondazione de Oncología Molecular de Italia descubrieron que los ratones que carecen de un gen activo en el «esqueleto» celular (cistoesqueleto) son menos susceptibles a los efectos intoxicantes del alcohol. Como resultado, esos animales beben más etanol que los demás roedores sin sentir sus efectos embriagadores. Los análisis además mostraron que las neuronas mutantes de esos animales eran menos sensibles a la «reconfiguración» del cistoesqueleto, que sigue a la exposición al etanol.

Los científicos italianos indicaron que su investigación ha proporcionado una mejor idea acerca de los mecanismos moleculares que determinan la resistencia al alcohol y podría ser útil en el combate contra la adicción que afecta a unas 300 millones de personas en todo el mundo.

En el segundo estudio, investigadores de la Universidad de California descubrieron una mutación genética en moscas que las hacía invulnerables a los efectos embriagadores del alcohol. Al profundizar en su estudio, determinaron que los insectos no producían una proteína reguladora de esos efectos y que está contenida en un gen que, indirectamente, influye en el cistoesqueleto neuronal.

«La mayor parte de las investigaciones (sobre el alcoholismo) se había centrado en los receptores de la superficie celular y se le había dado poca atención al cistoesqueleto», manifestó Ulrike Heberlin, científico de la Universidad de California que participó en ambos estudios. «Ahora, a través de caminos diferentes, estas dos investigaciones han resaltado la posible función del cistoesqueleto en la reacción al etanol», señaló.