El alcohol ingerido en cantidades excesivas tiene un importante efecto tóxico sobre el corazón, no sólo sobre su capacidad de contracción sino también sobre el ritmo de los latidos. Un amplio estudio que incluye más de 15.000 personas ha confirmado que los sujetos que beben por encima de cuatro o cinco bebidas alcohólicas diarias tienen un 45% más de posibilidades de sufrir una arritmia cardiaca.

La investigación, publicada en «Circulation», ha utilizado los datos de un estudio cardiológico realizado en la ciudad de Copenhague (Dinamarca) que incluye 16.415 hombres y mujeres con una edad media de 50 años.

Además de recoger información sobre diferentes aspectos como su consumo de bebidas alcohólicas (vino, cerveza y alcohol de alta graduación) el nivel de educación, consumo de tabaco, ingresos económicos, actividad física, peso o la existencia de diabetes, a todos los participantes se les realizó al menos un electrocardiograma en tres ocasiones diferentes entre los años 1976 y 1994.

Durante el largo período de estudio se identificaron 1.071 casos de fibrilación aurícular. Este tipo de arritmia cardiaca se caracteriza por acelerar el latido del corazón y hacer que las contracciones de las diferentes cámaras cardiacas (aurículas y ventrículos) se produzcan de forma descompasada.

La fibrilación auricular es un peligroso trastorno del ritmo cardiaco, ya que favorece el remanso de la sangre en el interior del corazón y la formación de trombos que pueden ser expulsados a la circulación general y provocar problemas graves como la trombosis cerebral (ictus). De hecho, los sujetos con este tipo de arritmia ven multiplicado por cinco el riesgo de padecer un ictus.

El síndrome cardiaco vacacional

Según el doctor Kenneth J. Murkamal, internista del Beth Israel Deaconess Medical Center y autor del estudio, «este síndrome se caracteriza por la aparición de arritmias cardiacas en sujetos que están de vacaciones o temporalmente alejados del trabajo y se ha relacionado con el consumo excesivo de alcohol durante esos períodos.»

Los hallazgos del estudio en cuestión han demostrado que el riesgo de fibrilación auricular empieza a aumentar a partir de una ingesta alcohólica de cuatro bebidas diarias, independientemente del resto de las características del sujeto. A partir de las cinco copas, el riesgo de arritmia es un 45% superior al de los abstemios.

En torno al 12,5% de los hombres participantes dijeron que bebían más de 35 bebidas alcohólicas semanales, en su mayoría cerveza.

«Los resultados también demuestran que el riesgo de sufrir este tipo de arritmias es similar en los no bebedores que en los que beben por debajo de las 14 bebidas alcohólicas semanales», continúa el autor.

Estos hallazgos no son extensibles a las mujeres, ya que en la investigación en cuestión no se identificó una cantidad suficiente de bebedoras importantes como para obtener conclusiones con validez estadística.

Según algunos estudios, el consumo excesivo de alcohol está detrás de hasta el 35% de los casos de fibrilación auricular, una cifra que algunos autores elevan al 65% en los sujetos jóvenes menores de 65 años.

Según concluye el autor del trabajo, «este es con toda seguridad el mayor estudio realizado sobre alcohol y riesgo de arritmia. Aunque es tranquilizador saber que el consumo moderado no produce estos problemas, sí viene a confirmar la gran capacidad tóxica del exceso de alcohol sobre el corazón.»