Su consumo se ha disparado: es el doble que hace una década. España, y por ende Madrid, es el país con más adictos al «polvo blanco» de la Unión Europea desde hace un quinquenio. Sólo nos supera Estados Unidos. El «perico» es una sustancia tan nociva y peligrosa como la que más, sin embargo, en determinados sectores, sobre todo en los adolescentes y en los jóvenes de entre 20-24 años, goza de buen cartel.
La imagen de esta sustancia, ligada al ocio y a la diversión, a fines de semana de «marcha frenética» que empiezan la noche del viernes y acaban el domingo por la tarde, y a los efectos que provoca: euforia, excitación, bienestar, reducción del cansancio físico, y un exceso de confianza en las propias capacidades, hace que tenga «buena prensa». Los adictos a la «nieve» no tienen conciencia del peligro, ni tampoco la consideran una sustancia marginal como ocurre con la heroína, ni adictiva. Creen que pueden dejarlo cuando quieran.
«Atracción fatal»
Su fácil disponibilidad y accesibilidad y su precio, relativamente asequible —50 euros un gramo; de 5 ó 6 euros una dosis—, en el «hipermercado» de Las Barranquillas, y que se duplica en determinadas discotecas y lugares de moda, aboca a los consumidores habituales a una especie de atracción fatal.
En la región, si dejamos a un lado el alcohol y el cannabis —porros—, es la única droga que ha experimentado un crecimiento imparable, hasta el punto que la prevalencia del consumo se ha triplicado en cuatro años. Y lo ha hecho entre la población más joven.
Así, si en 2000 un 5,4% de escolares de entre 14 a 18 años la había probado, cuatro años después la cifra era ya del 8%, según la última Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar realizada a 3.000 alumnos por la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid. Lo mismo sucede con los consumidores habituales —en el último mes— a las «rayas»; así, en el mismo periodo, el porcentaje ha pasado del 1,1% al 3,4%, mientras que el de los que se han metido «rulos» en el último año creció del 3,5% al 6,2%. Unos datos preocupantes que evidencian la consolidación del «polvo blanco». Además, las muertes por sobredosis hace ya varios años que son producidas por el consumo de cocaína como sustancia principal. Así, el pasado año se halló en el 60% de los cuerpos de los fallecidos —158—, según las mismas fuentes.
Presente en el 60% de las muertes
Si se tiene en cuenta que la mayoría de los consumidores mezclan varias drogas, son muchas más las muertes ocasionadas por el «perico», lo que sucede es que se ocultan bajo la forma de accidentes vasculares. La cocaína es muy dañina para la salud. Ocasiona problemas psicóticos como esquizofrenia, depresión y múltiples trastornos: mentales, de personalidad, adaptativos y de comportamiento; además de daños cerebrales que podrían ser irreversibles, síndrome de abstinencia y alteraciones del sueño y apetito.
Esnifada, fumada e incluso inyectada, suele mezclarse con otros estupefacientes con efectos contrarios, como el alcohol, que permite beber grandes cantidades, o envuelta con heroína en cigarrillos, lo que constituye un peligroso «cóctel molotov». Y cuanto menor sea la edad de inicio, mayor es el riesgo y la cantidad a consumir para mantener el «subidón».