Radical. Así fue la propuesta sobre el tabaco lanzada por el consejero de Sanidad de Extremadura, Guillermo Fernández Vara (en la imagen), en Santiago de Compostela, durante la última reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Vara, con fama de hombre serio y reflexivo, se lió el papel de fumar a la cabeza y expuso a la ministra de Sanidad que lo que había que hacer era ilegalizar la producción, transformación y venta de tabaco en todo el país. Cortar por lo sano, vamos. Hombre, conocida la hipocresía que circula sobre el uso de esta droga, al consejero extremeño no le falta razón. No sé si toda la razón o parte de ella. Elena Salgado, que de tonta no tiene un pelo y, como gallega que es, nunca deja claro si viene o va, asintió levemente con la cabeza para luego desmarcarse de su valiente interlocutor. «Nada se gana» al convertir en «ilegal» un «comercio legal», vino a contestarle antes de acudir al almuerzo ofrecido por Manuel Fraga a todos los responsables de sanidad autonómicos. Curioso razonamiento.

Si el cigarro mata, como anuncia a todo trapo el Ministerio que ha de velar por la salud de todos, no se entiende que su venta sea libre y que el Estado saque buenas perras de este negocio. A lo mejor ahí está la explicación de tanto juego de palabras oficial. Yo soy fumador y no lo entiendo. Ahora bien, ¿no sería mejor camino empezar por desautorizar los cientos de sustancias que las empresas añaden a los cigarrillos para potenciar el consumo y enganchar más al consumidor? ¿Por qué en vez de insertar esa especie de esquelas en las cajetillas no las recubren con los nombres de las sustancias venenosas que añaden al tabaco con el permiso de las autoridades sanitarias? ¿No a la planta del tabaco o no a los productos tóxicos que le añaden las industrias del ramo? Ahí no quiere entrar nadie. ¿No interesa?

Por su parte, la consellera catalana, Marina Geli, propone que en los centros de trabajo se habiliten zonas para fumadores (algo no contemplado por el anteproyecto del Gobierno), a no ser que exista un acuerdo en contra del comité de empresa. Es más, en cuanto a las sanciones, Geli es partidaria de que se puedan aplicar no sólo a los locales, sino también a aquellos fumadores que no respeten las prohibiciones. Una de cal y otra de arena. Sí pero no. Aunque soy fumador, comparto la idea lanzada por el cabal consejero Fernández Vara. Todo lo demás es hipocresía. Y eso también mata…, a la larga.