Todavía no hay suficientes datos que apoyen o descarten el uso de naltrexona, un antagonista opiáceo, en la lucha contra el tabaquismo. Así lo expresa una revisión de estudios realizada por ‘The Cochrane Collaboration’. Este fármaco se ha utilizado tradicionalmente para tratar otras adicciones, como el alcoholismo.

La nicotina sólo necesita siete segundos para actuar en el cerebro. Una vez allí, es capaz de producir un efecto estimulante y calmante, fruto de sus conexiones con distintos neurotransmisores cerebrales. Además de los receptores colinérgicos de la nicotina, que liberan dopamina, los expertos llevan bastante tiempo analizando el papel de los receptores opiáceos.

A la hora de combatir el alcoholismo o la adicción a determinadas sustancias opiáceas (por ejemplo, la heroína) los especialistas suelen recurrir a los antagonistas opiáceos, como naltrexona o naloxona. Desde hace un tiempo, varios estudios valoran el papel de estos fármacos en el tratamiento del tabaquismo.

Un equipo de expertos ha revisado una parte importante de estas investigaciones. En concreto, los trabajos elegidos estudian la eficacia de estas terapias para combatir el consumo y también para frenar el síndrome de abstinencia y la sensación de placer que se obtiene al fumar.

De estos trabajos, sólo cuatro analizaban el papel de naloxona sobre la abstinencia a largo plazo. Una cantidad limitada de datos que impide sacar conclusiones. «La evidencia actual no apoya el uso clínico de la naltrexona o de otros antagonistas opiáceos para el cese del hábito de fumar», indican los autores de la revisión de la biblioteca Cochrane.

Los resultados obtenidos hasta el momento tampoco acaban de demostrar si estos fármacos frenan los síntomas propios de la abstinencia y la satisfacción de consumir. «Los efectos de algunos antagonistas opiáceos (13 ensayos con naltrexona y naloxona cubriendo a 455 fumadores) sobre el síndrome de abstinencia y los efectos placenteros de fumar todavía no están claros».

En este sentido, los especialistas también indican que sería necesario hacer públicos los datos a largo plazo obtenidos con estos y otros fármacos. De esta forma, se lograría «aumentar la fiabilidad y generalización de los meta-análisis con medicamentos para dejar de fumar como los antagonistas opiáceos y otro tipo de agentes farmacológicos».