Ante la evidencia de que «las mujeres se enfrentan a factores estresantes y barreras diferentes a los hombres para dejar de fumar», Mª Ángeles Planchuelo, presidenta de la Sociedad Española de Especialistas en Tabaquismo, reclama que los programas asistenciales tengan en cuenta las necesidades específicas de la mujer, utilizando terapia farmacológica y conductual con un enfoque específico de género.

Así, algunos estudios apuntan a que las mujeres presentan una mayor sintomatología del síndrome de abstinencia, existiendo una correlación entre los síntomas premenstruales y los de abstinencia: ansiedad, irritabilidad, depresión, alteraciones del sueño e incluso aumento del peso corporal. Precisamente, el miedo a ganar peso sigue siendo una razón fundamental para aplazar la decisión de dejar de fumar, por el efecto que tiene la nicotina sobre el control de peso y el apetito.

Además, este efecto incrementa el número de recaídas en el tabaco, aunque también es muy importante «la sensación de alivio frente a presiones psicológicas y el estrés», explica Planchuelo, y la reducción de los estados de ánimo negativos. «Las mujeres fuman más frecuentemente por adicción que los varones», recalca.